La semana llegó y se fue sin que nada realmente se solucionara. Así podría resumirse lo sucedido en los días pasados en Colombia por cuenta de los conflictos sociales y los paros que siguen activos y en algunos casos cobran una mayor intensidad, por lo menos al momento de escribir estas líneas.
De tal manera, el cese de actividades en Chocó y Buenaventura se prolonga. La designación de un par de comisiones de negociación por parte de la Casa de Nariño no sirvió para llegar a un acuerdo con los líderes de los respectivos movimientos de protesta, a pesar de que un comunicado oficial llegó a afirmar que un arreglo era inminente.
No menos compleja es la situación con los maestros, que intensificaron su actividad a través de marchas y congregaciones. En ciertos casos, estas condujeron a trastornos, como los que experimentaron los conductores y pasajeros de los sistemas de transporte masivo en algunas zonas de Bogotá.
Es posible que en un futuro cercano, los jubilados también salgan a la calle ante el anuncio del Ejecutivo en el sentido de que no sancionará el proyecto de Ley aprobado por el Congreso que disminuye del 12 al 4 por ciento de las mesadas pensionales la contribución con destino a la salud.
Más allá de los méritos en cada caso, o de las posturas oficiales sobre las demandas que se le han presentado al Gobierno, el clima está enrarecido. Dicha circunstancia hace más compleja la marcha de la economía, pues los ceses de actividades dejan pérdidas, ya sea por el desperdicio de recursos o por los trastornos para el normal desarrollo de múltiples actividades y negocios.
Un ejemplo típico es el de Buenaventura, la principal puerta para el comercio exterior. Más allá de las caravanas de camiones para sacar o llevar bienes del puerto, la logística de innumerables empresas se ve trastornada. Y si las interrupciones se prolongan, estas acabarán pesando sobre el crecimiento.
retrospectiva
Un país en paro
Más allá de los méritos en cada caso, o de las posturas oficiales sobre las demandas que se le han presentado al Gobierno, el clima está enrarecido.
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Ricardo Ávila
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