Quienes le toman el pulso a la economía colombiana no pasarán por alto dos datos que sirven para mirar la coyuntura con más optimismo. Según lo reportó Fedesarrollo, los índices de confianza de comerciantes e industriales subieron en junio frente a la medición del mes anterior y muestran un panorama que bien podría calificarse de tranquilizador.
El motivo es que las mejores calificaciones se apoyan no solo en percepciones, sino en evidencia. De manera general se podría decir que los empresarios sienten que el ritmo de los negocios es más vigoroso ahora. Esa impresión contrasta con la de los consumidores que tienden a ver las cosas con un lente más oscuro, debido a la valoración que hacen del país.
En cambio, los administradores de los almacenes miran la registradora. Y lo que esta indica es que hay una evolución favorable de las ventas. De tal manera, la apreciación sobre la situación económica actual es ampliamente positiva. No menos importante es que los inventarios se redujeron, algo que permite inferir que la demanda interna va bien. El único tropiezo son las expectativas para el semestre actual, pero aquí juega la subjetividad.
Por su parte, al sector manufacturero tampoco le va mal. De acuerdo con el reporte de Fedesarrollo “aislando las variaciones de carácter estacional, frente a mayo se presentó un aumento en el volumen actual de pedidos, una reducción en el nivel de existencias y un aumento en las expectativas de producción para el próximo trimestre”. Tales apreciaciones concuerdan con lo que muestren los datos del Dane, así estos tengan un rezago.
No menos llamativo es que en el ramo fabril hayan mejorado las respuestas sobre creación de nuevas plazas de trabajo. Quizás la única luz amarilla es que la percepción sobre el contrabando muestra un deterioro.
A pesar de ese lunar, el parte entregado es alentador. Nadie conoce mejor cómo le va a las empresas que los responsables de conducirlas. Y tener la confianza de comerciantes e industriales en negro, es una buena señal.
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