Se cumplen más de cuatro meses de la invasión a Ucrania, y los magnates más ricos de Rusia han visto como sus fortunas se han desplomado en más de US$90 mil millones en lo corrido de 2022, a causa de las sanciones impuestas por Occidente.
La fuerza de tarea conjunta creada en EE. UU., KleptoCapture, es la encargada de hacer cumplir las sanciones contra el país invasor y sus empresarios. Las medidas -que no tienen precedente- están diseñadas para embotellar la economía de la Federación Rusa.
El pasado primero de marzo, en su discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente Biden dijo que “EE.UU. se uniría a Europa en los esfuerzos para castigar a los oligarcas rusos y apoderarse de sus yates, sus apartamentos de lujo y sus aviones privados”.
¿Quiénes son los magnates más poderosos de Rusia? El primero es Vladímir Potanin, dueño del mayor productor de níquel y fundador de Oneximbank. La fortuna de Potanin asciende a US$35,3 mil millones. El segundo más rico es Leonid Mikhelson (US$26,5 mil millones), presidente y accionista de la gasífera rusa Novatek. El tercer magnate es Aleksey Mordashov (US$24.800 millones), accionista y presidente de Severstal, de siderúrgica y minería. En cuarto lugar está Vladimir Lisin (US$24.700 millones), presidente y accionista de Novolipetsk, tercera empresa siderúrgica de Rusia.
Alisher Usmanov (US$20,8 mil millones), miembro del círculo de confianza de Vladímir Putin, ocupa el quinto puesto. Es propietario de la mayor compañía de telecomunicaciones del país y del grupo de prensa Kommersant. El sexto rico es Vagit Alekperov (US$19,2 mil millones). Viktor Vekselberg (US$15,6 mil millones), dueño de la mayor empresa de aluminio del mundo, ocupa el séptimo puesto. Fue de los vinculados del Kremlin que habrían interfirido en las elecciones estadounidenses de 2016. Roman Abreamovich ‘el menos rico’ de la lista anterior (US$14,2 mil millones), es el octavo millonario ruso. La fuente de su riqueza proviene de la industria del acero.
El magnate posee el segundo yate más grande del mundo, comprado por US$400 millones en 2010. Abreamovich se dio un nuevo capricho al adquirir un Boeing 767-33A ER valorado en US$80 millones, ampliando su colección de jets privados. La compra del equipo de fútbol inglés Chelsea en 2003, fue una de sus mayores excentricidades que lo catapultó como gran protagonista del deporte más popular del mundo. Por razones obvias, el pasado mes de mayo tuvo que venderlo y convertirse, a propuesta de Ucrania, en mediador del conflicto con Rusia.
En las últimas semanas, se viene observando cómo se incautan, por todo el mundo, los ‘fastuosos juguetes’ de los hombres más ricos de Rusia, valorados en cientos de millones de dólares. El dinero se puede ocultar entre cuentas bancarias en cualquier lugar del mundo, pero: ¿los activos materiales?
Ricardo Gaitán
Consultor de branding y marcas propias