La visita del presidente Joe Biden el pasado 8 de enero a El Paso, Texas, planteó un tema candente para su administración, después de pedirle al Congreso la revisión del sistema de inmigración para satisfacer las necesidades actuales de las personas que llegan a pie, a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos por México.
El año pasado, el alcalde de El Paso, Óscar Leeser, miembro del Partido Demócrata, envió autobuses de migrantes a la ciudad de Nueva York, siguiendo los pasos de gobernadores republicanos, para tratar de llevarlos a su destino y descongestionar la localidad fronteriza.
El movimiento masivo en el hemisferio occidental, que ha estado en el centro del debate político desde la administración Trump, ha planteado un desafío urgente para Biden, quien enfrentó una oleada de 2pequeños” inmigrantes no acompañados en la frontera y posteriormente el arribo abrupto de miles de indocumentados haitianos.
Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU., desde 2021 ha habido más de 2,4 millones de arrestos a lo largo de la frontera con México. En solo noviembre pasado, las autoridades fronterizas encontraron cerca de 53.000 inmigrantes en el sector de El Paso, según últimos datos de la misma fuente.
Por su magnitud y consecuencias, los flujos migratorios se han convertido en un problema mundial provocados: primero, las condiciones de violencia interna, pobreza e inseguridad en los países de origen. Segundo, por amenaza de conflictos internos o externos como una guerra. Tercero por catástrofes naturales. El cuarto factor es de origen sociopolítico como la persecución política, étnica, racial o religiosa.
La presente administración estadounidense aceptará, a partir de ahora, 30.000 migrantes por mes provenientes de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití, bajo un programa de libertad condicional humanitaria dirigido a esas nacionalidades.
Aquellos que no vengan bajo este esquema, serán expulsados a México bajo el polémico “Título 42”. Actualmente, los niveles de inmigración están relacionados con estándares de vida más altos en economías prósperas. Estados Unidos es el lugar del mundo con mayor número de residentes nacidos en el extranjero (50,6 millones), Alemania ocupa el segundo lugar (15,8 millones). El tercero es Arabia Saudita (13,5), seguida por Rusia (11,6), Reino Unido (9,4), Emiratos Árabes Unidos (8,7), Francia (8,5), Canadá (8.1), Australia (7,7) y España (6,8). Colombia es el cuarto país del continente americano con el mayor número de inmigrantes después de EE.UU., Canadá y Argentina, con más de 2 millones a causa de la diáspora migratoria de venezolanos.
Así las cosas, la dinámica del fenómeno migratorio que sacude al mundo en la etapa contemporánea, y que corresponde con el curso objetivo de la economía, la política, las condiciones medioambientales, las guerras por recursos naturales, la pobreza y otros tan graves como la delincuencia trasnacional y el crimen organizado, requieren atención inmediata y un llamamiento responsable de la política internacional.
RICARDO GAITÁN
Consultor de branding y marcas propias