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Ricardo Rojas Parra
columnista

ONU en Colombia

Hoy más que nunca resulta necesario contar con su experiencia sociopolítica y técnica.

Ricardo Rojas Parra
POR:
Ricardo Rojas Parra
noviembre 28 de 2017
2017-11-28 08:42 p. m.
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Aunque la Organización de las Naciones Unidas hoy figura principalmente como el responsable de la misión verificadora del acuerdo entre la República de Colombia y las Farc, que ya lleva un año vigente, esto es solo un pequeño capítulo en una larga y fructífera alianza de este organismo con la nación.

Como uno de los miembros fundadores de la Organización de las Naciones Unidas en 1945, Colombia siempre ha mantenido muy buenas relaciones con esta institución global. Con 23 agencias conformando el Sistema de las Naciones Unidas, en Colombia hoy día, la ONU ha contribuido con recursos y asesoría a los esfuerzos nacionales por procurar el desarrollo socioeconómico del país. Cada una de estas agencias ha manejado incontables proyectos con esta misión en mente, pero ninguna menos importante que las otras.

Normalmente, los equipos que más suelen figurar son el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), entre otras. Los capítulos locales de estas instituciones han diseñado e implementado distintos proyectos a lo largo de los años, los cuáles han tenido importantes impactos en el progreso de varios territorios colombianos.

Un ejemplo importante de esto es el trabajo del PMA en La Guajira, donde logró, junto con la población local, recuperar prácticas agrícolas más resistentes al clima y establecer un sistema de alertas tempranas, difundidas en radios locales, además de crear un banco de alimentos, semillas y forraje para preservar las prácticas agrícolas tradicionales.

Por su parte, ONU-Hábitat ha invertido más de seis millones de dólares en varios proyectos para el desarrollo de asentamientos urbanos sostenibles desde el 2008, en alianza con varias instituciones gubernamentales y particulares, financiando proyectos como el de asignación de subsidios domiciliarios en Bogotá.

En la dimensión educativa, ha contribuido en diseño del Plan de Educación Rural, la ejecución de múltiples talleres para la educación en emergencias (riesgo de minas, enfermedades por vectores y otros riesgos), proyectos de reconciliación comunitaria y provisión de agua y saneamiento básico en diferentes regiones del país. Además de contribuir a distintos programas de desarrollo y diseñar los propios, estos capítulos de la ONU también son los principales mecanismos de consulta pública y privada para el seguimiento de los datos y situaciones de los sectores en los que se desenvuelven, debido a su rigor y confiabilidad.

Por este valioso papel que la ONU ha desempeñado en la historia nacional, hoy más que nunca resulta necesario contar con su experiencia sociopolítica y técnica. En una coyuntura cercana a una nueva administración, frente al incierto panorama de un país con civiles reintegrados y nuevos partidos políticos permeando el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, la ONU promete posicionarse como uno de los aliados más importantes de los próximos años.

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