La historia económica del país en la última década nos ha enseñado que el crecimiento económico sostenido no es suficiente para lograr reducciones sustanciales en la tasa de desempleo. De hecho, esta última ha mostrado una elevada persistencia después de la crisis de 1999 (en la que se alcanzaron niveles del 20%), a pesar del despegue económico de los años posteriores. A las nuevas generaciones de colombianos les puede parecer ajena una tasa de desempleo del 7%, aunque esta se registró en 1995. En buena hora, el Gobierno ha puesto en marcha políticas que atacan algunas de las distorsiones del mercado laboral que han originado que Colombia tenga una de las tasas de desempleo más altas de América Latina, según cifras del Banco Mundial y la Cepal.
Por el lado de la demanda laboral, el Gobierno ha dispuesto descuentos tributarios a las empresas que generan empleo formal. La reforma tributaria, aprobada recientemente, redujo en 13,5% los impuestos parafiscales sobre la nómina, lo que, según numerosos estudios académicos, favorece la creación de nuevos trabajos y la formalización de otros ya existentes. Igualmente, el mercado laboral se ha hecho más competitivo a nivel internacional. Un análisis reciente señala que para el 2011 Colombia tenía unos costos laborales no salariales mayores en 5% al promedio de los países pertenecientes a la Ocde.
Adicionalmente, la Ley del Primer Empleo les ha otorgado distintos beneficios tributarios a las empresas que vinculen laboralmente a jóvenes menores de 28 años, con el fin de combatir el desempleo juvenil que en los últimos años ha sido casi el doble que el nacional.
En cuanto a la oferta laboral, la misma reforma garantizó los recursos del Sena y contempló que, entre el 2013 y el 2015, el 40% del 1% del impuesto para la renta de la equidad Cree, sea destinado a las universidades públicas.
Estos dineros pueden ayudar a aumentar la baja cobertura de educación superior, que en la actualidad está en 39,5%, y a reducir la alta deserción universitaria, que ronda el 50%. Hay que tener en cuenta que gran parte de la fragmentación del mercado laboral de la última década se ha dado porque la mayoría de la fuerza laboral no está capacitada y la demanda laboral se viene concentrando en mano de obra calificada.
El reto de enfrentar el desempleo es tan importante como complejo. Las encuestas de opinión del Latinobarómetro revelan que el desempleo es catalogado por los colombianos como uno de los dos problemas más graves que enfrenta el país, y califica mal al Ejecutivo en el ítem de la “lucha contra el desempleo”. Sin embargo, el Gobierno ha hecho grandes esfuerzos en materia de incentivos tributarios para generar trabajo; y propuestas como el salario mínimo diferencial por región, el desarrollo de sectores intensivos en mano de obra y mayor inversión en educación superior pueden complementar la actual política laboral. Así se podría lograr que la tasa de desempleo promedio anual descienda de 10,4% en el 2012 a una cifra de un solo dígito en el 2013.