Las elecciones presidenciales colombianas de 2022 serán tan cruciales e históricas como las que se celebran en pocos días en Estados Unidos.
Lo que está en juego en ambos países no es solo la permanencia de un partido en el poder o el programa de un candidato, sino el tipo de sociedad y de nación que queremos en momentos críticos para la humanidad por los desafíos inmensos que plantea la post pandemia y el calentamiento global.
No son tiempos para la improvisación. Y mucho menos para la polarización. En política hay dos grandes movilizadores del voto de los ciudadanos: La esperanza o el miedo.
La esperanza por la paz reeligió a Juan Manuel Santos en 2014 y el miedo al castrochavismo y a la izquierda radical eligió a Iván Duque en 2018. La esperanza por una “América grande y poderosa” eligió a Donald Trump en 2016 y el miedo a que siga haciendo locuras desde la presidencia de la nación mas poderosa del mundo, seguramente hará que el mismo Trump pierda las elecciones del próximo martes 3 de noviembre.
¿Qué nos depara a los colombianos las elecciones del 2022? Lo esencial para mi, y como siempre pensando con el deseo -el deseo de un optimista consciente-, es que nos mueva la esperanza y no el miedo.
Para ello, la política y la campaña presidencial que ya se inició, tienen que salirse de la polarización, de esa visión según la cual para que no gane la extrema izquierda hay que votar por la extrema derecha y viceversa.
Colombia es mucho más que eso. De hecho en las elecciones del año pasado donde se eligieron mandatarios regionales y locales, en las principales ciudades y departamentos triunfó el centro, no los extremos. Se nota ya el desgaste a que todo se reduzca al miedo del oponente.
Pero para que esto ocurra tienen que haber buenos candidatos al margen de la polarización. Y la pandemia ofrece la mejor de las oportunidades para que la campaña presidencial se centre sobre propuestas viables y realistas para impulsar el progreso y la recuperación económica, y no sobre un discurso irreal de castrochavismo vs fascismo o socialismo vs. neoliberalismo.
Ese es hoy el principal desafío que enfrenta la próxima contienda electoral en Colombia: El tablero en el cual se jugará la campaña. ¿Será el del miedo y la polarización, o el de la esperanza y las propuestas para enfrentar la dura crisis económica y social que hoy enfrenta el país?
Pienso además que ese candidato, hombre o mujer, será una persona alejada de los partidos y la política tradicional. Alejado del clientelismo. Independiente, sin padrino políticos. Movido por algo que es la esencia de la política y que se ha perdido: El servicio.
Servicio público y servicio a la gente, a las mejores causas y necesidades de los colombianos hoy angustiados y perplejos por tantos problemas y desafíos. Es un candidato que quizás no se ha lanzado. Una persona probada en el manejo de grandes proyectos, públicos o privados. Que la esperanza que genere sea tan grande que los extremos del miedo se olviden. La esperanza es el presente y el futuro. El miedo es el pasado.
Ricardo Santamaría
Analista y Escritor.
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