Esta semana me preguntó un periodista si este era un buen momento para hacer la paz. Sin dudarlo, dije que sí.
Lo creo firmemente. La situación nacional e internacional; el momento por el cual atraviesa la guerrilla; el liderazgo y respaldo que tienen el Presidente, su Gobierno y la Fuerza Pública; en fin, por donde se mire, las condiciones para llevar a buen puerto un nuevo proceso de paz con las Farc y el Eln son prometedoras.
Pero cabe reflexionar sobre un asunto fundamental, que usualmente se deja de lado: ¿cuál es la responsabilidad de cada colombiano en relación con la paz?
¿Qué podemos hacer por la reconciliación?
El solo hecho de plantearnos esta cuestión nos centra en lo fundamental, nos anima a poner nuestro grano de arena, a comprometernos para que el proceso salga bien. Alcanzar la paz, darle fin al conflicto que vive el país es, quizás, hoy el mayor anhelo, la esperanza más grande de los colombianos.
Si aceptamos esto, en la medida y las posibilidades de cada quien, todos podemos aportar a la paz.
¿Cómo? Anteponiendo este propósito nacional a nuestros propios proyectos políticos, empresariales o de cualquier índole.
Los políticos, incluidos expresidentes de la República, pueden dar ejemplo de generosidad y compromiso con el país, al poner por encima de su agenda personal y partidista, de sus pasiones e ideología, este objetivo, que es superior a sus aspiraciones.
Es momento de pensar en Colombia en cada acto, en cada declaración que se hace en torno al tema de la paz.
No se trata de abandonar la crítica, sino de jugar limpio. Anteponer el interés general sobre el particular, actuar con prudencia, ayudar en vez de jugar al fracaso del proceso de paz.
Como lo ha dicho el presidente Santos, “la paz es la victoria”. Y no es solo su victoria, sino la de una nación entera.
Los periodistas tienen una enorme responsabilidad en este momento. Ser oportunos, veraces, cautos. Hay que informar y opinar con libertad, por su supuesto, pero el compromiso sagrado con la verdad debe serlo aún más en este momento, porque cada información tiene un impacto directo en el proceso de paz.
Habrá decisiones que no gustarán a todos. Pero, seguramente, el logro de la paz las justificará.
Es momento para el perdón y la reconciliación, no para la imposición y la intolerancia. Es momento para rodear al presidente Santos, quien liderará esta causa.
Lo que hemos vivido en los últimos años nos ha traído hasta este punto. No se trata de alcanzar la paz a cualquier costo.
Hay que mantener la firmeza y defensa de los colombianos y su patrimonio frente a la intolerancia y la violencia de los alzados en armas.
Esto es parte de las lecciones aprendidas del pasado. Se trata de que la paz sea una prioridad en la vida de cada cual, un compromiso solidario que nos lleve a ser generosos, pacientes, compasivos. Si todos estamos en esta actitud, una mezcla de tolerancia y firmeza, no hay espacio para el fracaso, solo para la victoria.
Ricardo Santamaría
Politólogo- Periodista
Ricardo.Santamaria@fticonsulting.com