La vida nos cambió para siempre. De esta pandemia saldrán muchos seres humanos con una consciencia evolucionada de si mismos y de su papel en la sociedad. El liderazgo político será retado como nunca. Y no únicamente por el camino tradicional de las reformas o los controles a la corrupción, sino por la razón mas simple: Porque el ciudadano cambió.
No seremos los mismos. Hoy los ciudadanos están empoderados. Constatan que, con excepciones, buena parte de los políticos han estado ausentes en la crisis, desconectados de la gente. Que lo que dicen en ocasiones es irrelevante. Que sus voces no necesariamente aportan soluciones. Que algunos ni siquiera han sido capaces de donar sus salarios para ayudar.
Que lo que importa es la salud, la educación, la solidaridad, los campesinos y el campo, el medio ambiente, el apoyo a los mas vulnerables, la red de soporte entre familiares, amigos y vecinos. Que importa lo real. Como lo dijo Moisés Naím en una columna: “Esta crisis tendrá consecuencias: La fuerte reacción contra los gobernantes pequeños y la llegada de líderes que estén a la altura de los problemas”.
Acciones y no palabras, y no el mundo en el que, en no pocas ocasiones, se mueve la política lleno de excesos, ego, peleas absurdas, privilegios, promesas incumplidas. Cortinas de humo para tapar lo real.
La ecuación cambió por el lado de los electores, que ya no comen cuento, que cuentan con las redes sociales para alzar su voz, para inspirarse, que se sienten acompañados y unidos, que ya no pueden mas con la insatisfacción de sentirse engañados.
Que la solidaridad existe y es palpable como se demostró en la donatón por Bogotá, una jornada sin precedentes en Colombia, en la cual mas de 44 mil bogotanos y colombianos donaron mas de 50 mil millones de pesos, el doble de lo que la Alcaldesa se había fijado como meta.
El curso que tomen estos acontecimientos es incierto, pero la gente despertó. Es momento de cambio. Y de cambio positivo. Es una oportunidad de oro. Incluso para los políticos. El que siga jugando a la polarización, desaparecerá. El que no de ejemplo, será reemplazado. Cuando se ha perdido todo, o mucho, es cuando podemos construir algo nuevo.
Pero todo va a depender de la capacidad que tengamos para hacer cambios en nuestra vida. Por igual, banqueros, conductores de TransMilenio, estudiantes o médicos. Es un cambio individual que se vuelve colectivo.
El que sea capaz de entender esto podrá transformarse y darle a la sociedad el cambio de liderazgo que necesita. Esta pandemia está sacudiendo las estructuras desde las raíces. La cuarentena nos ha dado tiempo para reflexionar, sentir, observar y ver lo que hacen o no hacen unos y otros. Ese es el entendimiento que está transformando la consciencia de los ciudadanos.
Es un “ya no mas” a gritos. Colectivo. Reconstruir el liderazgo político de la sociedad será tarea de todos. ¿Será un nuevo mundo? Depende de cada uno de nosotros. Si logramos vivir desde el amor y no desde el miedo. Si convertimos la política en lo que es: un servicio a la gente.
Ricardo Santamaría
Analista y escritor
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