Los dos factores que más incertidumbre han creado en la economía colombiana, en los últimos tiempos, han sido los precios del petróleo y la tasa de cambio. Sobre los primeros, nos referíamos en una columna reciente. Ahora, un par de comentarios sobre la tasa de cambio variable que tiene muy significativas repercusiones en todos los ámbitos de nuestra economía. Es cierto que habrá afectados por la devaluación, pero, en términos generales, los beneficios son mayores que los costos y los problemas sobrediagnosticados de una moneda revaluada comenzarán a superarse. Sin embargo, como en todo, los excesos son dañinos y sería problemática una devaluación excesiva.
El comportamiento de la tasa de cambio es imposible de pronosticar por la cantidad de elementos que inciden en su comportamiento y el sinnúmero de fuerzas que en uno y otro sentido influyen sobre la misma. Es interesante que a diferencia de otros factores frente a los cuales empresarios exitosos, profesionales de las bolsas, funcionarios de gobierno o académicos se atreven a hacer pronósticos, en el caso de la tasa de cambio se adoptan actitudes más cautas y en muchos casos se prefiere no opinar. No sobran, sin embargo, los radicales que afirman que las cosas cambiaron definitivamente y que pronto alcanzaremos niveles de 3.000 pesos por dólar para seguir subiendo a partir de allí. Ojalá no sea así, pues estaríamos entrando en uno de esos escenarios extremos que crean nuevos y serios problemas. Esto no quiere decir que puntualmente no se vean cotizaciones alrededor de los 3.000 pesos en plazos cercanos, pero no se puede olvidar que los ajustes se dan por muchos lados.
Defensores de las altas tasas de cambio dicen que la caída del petróleo no se compensará con uchuvas y lulos, y eso es correcto. El ajuste por la vía de las exportaciones no tradicionales será gradual y marginal en el corto plazo. Mucho mayor impacto tendrá la reducción de importaciones, cuando estábamos acostumbrando a comprar todo en el exterior. El mercado interno para los productores nacionales se ampliará de manera significativa y los que habían aguantado la revaluación mejoraron sustancialmente sus eficiencias. De mayor impacto, en un plazo cercano, es lo que se puede empezar a recuperar por la vía de la venta de servicios y turismo que, con estos nuevos niveles de tasa de cambio, se han vuelto muy competitivos.
Pero, además, es verdad que los grandes capitales se mueven hacia lugares como Estados Unidos, pero no es menos cierto que esos portafolios son muy grandes y tienen que diversificarse, y cualquier porcentaje que llegue a nuestro país es muy relevante. Y Colombia sigue siendo una mejor opción que muchos emergentes. Esto se aprecia cuando se ven los resultados de las últimas colocaciones de papeles colombianos en el exterior, que muestran la percepción de los mercados sobre el país.
En fin, imposible pronosticar, pero es bastante probable que los ajustes se den más pronto que tarde, y tengamos una tasa más balanceada alrededor de los niveles actuales, que permita generar un empleo que será muy valioso en estos tiempos.
Ricardo Villaveces P.
Consultor privado
rvillavecesp@gmail.com