El tema económico de mayor importancia en estos días ha sido, sin duda, el acuerdo en materia agrícola de la Organización Mundial de Comercio celebrada en Bali, Indonesia, luego de 20 años de negociaciones frustradas. Para los analistas, dicho pacto ratifica el compromiso de los países con un sistema de comercio internacional de productos agropecuarios más abierto y sujeto a menos restricciones y controles. Este debe traducirse en un incremento de los flujos de comercio, en la generación de empleo y en la reducción de la pobreza en los países emergentes, al facilitar los procedimientos aduaneros y las trabas burocráticas.
Según el Financial Times, el acuerdo comprende el establecimiento de mecanismos que rebajan los costos de los procedimientos aduaneros vigentes, lo que podría traducirse en una reducción de los costos de la comercialización internacional en más de un 10%, y calcula que incrementaría el PIB mundial en más de US$400 mil millones, beneficiando principalmente a los países menos avanzados. El paquete de Bali también abordó los problemas relacionados con las barreras comerciales y los subsidios agrícolas a la producción y exportación, los cuáles deberán desmontarse significativamente. Ello favorecería, de manera especial, las exportaciones de productos agrícolas de países emergentes dirigidas a Europa y EE. UU.
Las discusiones se han centrado en temas como el tipo de subsidios que serían aceptables, sugiriéndose que sean solo aquellos que estimulan la inversión. De igual manera, se está analizando si las restricciones al comercio se pueden convertir en equivalentes arancelarios, o sea que las prohibiciones y los cupos se eliminen, dando lugar a un comercio libre, aunque con mayores tarifas de importación.
Este acuerdo tendrá repercusiones importantes para Colombia, al dar más acceso para exportar productos del agro a los mercados de Europa y EE.UU., y se traducirá en menores costos de comercialización. Una iniciativa de esta naturaleza resulta ser de especial significación en una coyuntura mundial de precios internacionales a la baja como la que se viene presentando, y que se está traduciendo en menores valores de las exportaciones colombianas. Las cifras del Dane indican que en octubre del 2013 las ventas externas del país disminuyeron 11% en relación con el mismo mes del 2012, al pasar de US$5.433 millones a $4.835 millones FOB. El grupo de productos agropecuarios presentó una caída mensual de las exportaciones del 4,5% y anual del 4,0%.
Pero, la realidad es que Colombia, como resultado del acuerdo de Bali y para poder aprovechar las ventajas que este podrá traer consigo, también tiene que dar pasos importantes en términos de reducir la protección a la agricultura, abrirse más hacia el exterior, y concentrar la producción y exportación agropecuaria en aquellas actividades con mayores ventajas comparativas. Algunos análisis recientes indican que, en el contexto de América Latina, Colombia es uno de los países que mantiene las mayores barreras de protección. Esto se ilustra al señalar que el arancel de importación promedio de los productos agrícolas es del 15%, que es superior al establecido para otras actividades económicas, y al resaltar que la tasa de protección a la agricultura ha venido en aumento, siendo una de las más elevadas de la región. El reciente Pacto por la Agricultura ha acentuado subsidios y la protección va en contravía del acuerdo de Bali.
Roberto Junguito
Exministro de Hacienda
roberto.junguito@gmail.com