Curándose en salud, el gobierno convocó un panel de expertos para ratificar la viabilidad de la explotación de petróleo y gas en Colombia con técnicas de fracking en rocas de esquistos. Sí se puede, como se sabía, siempre y cuando se empleen, cosa obvia, las mejores prácticas. ¡Eureka! El gobierno anterior había soslayado toda decisión de tinte controversial para concentrarse en el objetivo que sabemos. Se perdió tiempo y experiencia para añadirle riqueza al país.
Los ‘ecofúricos’, comenzaron con una feroz resistencia al fracking en EE. UU. Hicieron todo lo posible por desprestigiar la técnica. Acudieron a expedientes calumniosos, sin base científica. Hace unos años, sin embargo, la EPA, poco amiga de la industria petrolera, tuvo que admitir la ausencia total de incidentes ecológicos ocasionados por el fracking. Aún hay resistencias en zonas densamente pobladas, pero la controversia despertada por el entonces aún no regulado fracking, ha muerto. Al sur del continente, en Vaca Negra, Argentina, hace rato que van muy adelante. Aquí, por ‘ecofuria’, se perdió un lustro, mientras expertos -otros- iban y venían para ‘concientizar’.
El Magdalena Medio es rico en rocas de esquistos fácilmente accesibles, si 20.000 pies de profundidad puede considerarse tal. Allí se encuentra la roca madre, donde se cocinaron los hidrocarburos hace millones de años. Los geólogos la llaman La Formación La Luna (es la misma en Venezuela). Desde ella emigró hacia la superficie el hidrocarburo que, retenido en su camino a la atmósfera, se explota hoy desde trampas convencionales. La mayor parte, sin embargo, quedó prisionero en La Luna. Esos son los que se quieren explotar, tal como se hace con vertiginoso éxito en EE. UU. (hoy los mayores productores de petróleo en el mundo). La España de la época de don Sancho Jimeno, el héroe de Cartagena en 1697, se quedó atrás, técnica y políticamente, con respecto a sus rivales del norte, y sufrió las consecuencias.
Como La Formación La Luna es poco permeable, mucha parte del petróleo originalmente generado no migró. El fracking es la perforación vertical hasta llegar a esa formación y luego –innovación– la perforación horizontal de varios kilómetros a lo largo de dicha roca. El ramal sirve para inyectar, allí en profundidad, agua a presión, arena y aditivos que abran fisuras y suelten el petróleo hacia la superficie. Las técnicas han venido afinándose, de manera que los costos de producción se han reducido a menos de la mitad en los últimos cinco años, los cuales se han podido haber empleado en la perforación pozos de prueba, necesarios porque, si bien se sabe mucho en Colombia sobre las rocas intermedias, es poco el conocimiento sobre el comportamiento de La Luna misma.
La estricta reglamentación emitida hace cuatro años (hoy perfeccionada con modificaciones y precisiones) era apta para iniciar experimentos de fracking, puesto que ya iban más de 10.000 pozos perforados sin incidentes en EE. UU. Aquí se frenaron por nubarrones locales sembrados de refritos por los ‘ecofúricos’ sobre peligros de contaminación de los acuíferos o aumentos de sismicidad que ya habían sido estudiados y descartados. Pero eso quedó atrás. Ahora, la atención debe centrarse en armar equipos de control y cooperación, para vigilar de cerca que se cumplan las recomendaciones de los expertos.
PS. Ojalá los ‘cultufúricos’ no retrasen fatalmente la expedición arqueológica del galeón San José.
Rodolfo Segovia
Exministro - Historiador
rsegovia@axesat.com