Colombia no influencia el precio del petróleo; lo goza y lo sufre. De ahí su interés por entender como ese precio se forma. Los fuegos artificiales geopolíticos llaman la atención y pueden producir hipo momentáneo, pero lo esencial y permanente para el crudo siempre ha sido la oferta y la demanda.
Oferta que intenta administrar Opep+. El hipo del día se debe a la subinversión en hidrocarburos durante la pandemia que ha significado menos hidrocarburos para atender la notable reactivación inflacionaria mundial del momento, puesta en marcha por gigantesco esfuerzo para paliar los efectos económicos de covid-19.
Ucrania poco tiene que ver. Piénsese como, en medio de grandes confrontaciones, el suministro continuo de petróleo ruso a Europa, iniciado desde el Mar Caspio antes de la Primera Guerra Mundial, solo se ha interrumpido una vez: a raíz de la invasión alemana de 1941. En la práctica, por ahora no ha dejado de llegar ni una sola molécula de hidrocarburo a Europa desde Rusia.
No va a ocurrir solo porque algunos ductos atraviesen Ucrania. Putin puede anexar el oriente rusoparlante -como ya lo hizo- y hasta establecer un corredor terrestre de Rusia a la Crimea, sin que los suministros se detengan. Las sanciones decretadas no contemplan tal castigo. Lo que no quiere decir que a Rusia se le permita aumentar producción, que hoy representa la mitad de sus exportaciones e ingresos fiscales, con, por ejemplo, más suministro a Alemania por el gaseoducto Nordstream 2.
Los desbalances señalados arriba los está corrigiendo el precio. Es imperativo que los suministros aumenten en el resto del mundo para detener su escalada. La Opep+ se reúne dentro de una semana. El tema será prioridad. Resulta, sin embargo, que el petróleo en reserva es escaso, y poca la capacidad ociosa disponible modestamente en Arabia Saudita, los EAU y, quizá Irak (Colombia, por el efecto precios, tal vez aportará 50.000 bd adicionales, que no hacen ni cosquillas).
Un acuerdo nuclear con Irán, que parece estar cerca, podría cambiar el panorama por la liberación en este año de algún millón de bd represado por las sanciones. Lo crucial, sin embargo, está en realmente Norteamérica; EE. UU. y Canadá representan juntos el 26% de los hidrocarburos del mundo.
Cuando Europa sufría por contracción de circulante, la España de don Sancho Jimeno, el héroe de Cartagena en 1697, atracaba con sus galeones cargados de la plata de América al rescate. El fracking es clave. Con mayor disciplina financiera que cuando los bancos perdieron la camisa en la década pasada porque el flujo de caja neto de la industria fue menor que sus deudas, ya los independientes están perforando de nuevo en zonas de riesgo. Aumentan los taladros.
No demorarán en añadir un millón de bd de crudo para enfriar el mercado. Y, además, el fracking genera mucho gas natural. Con el aliciente de un precio 4 a 5 veces mayor en Europa, ya EE. UU. se está convirtiendo en el mayor exportador mundial. Estos sí son de verdad hidrocarburos geopolíticos. Ganan amigos.
RODOLFO SEGOVIA
Exministro e historiador