Nadie dijo que va a ser fácil. Armar un frente de centro creíble es como correr por entre alambres de púa. La formación de una coalición con muchos caciques, que, además, chorrea egos, desafía la paciencia. Pero es indispensable.
Las elecciones presidenciales de hace tres años, donde el centro perdió por escasos votos en la primera vuelta, demuestran que, sin personalizar, un segmento muy grande del electorado colombiano desea contar con una opción distinta a los polos que se gruñan todos los días. Hay que bregar a ofrecérsela.
Al centro no hay que confundirlo con la oposición. Su espectro va mucho mas allá de unas fuerzas representadas en el Congreso que discrepan del presidente Duque. Es justamente por temerle que llevado a algunos medios de comunicación han tratado de encasillarlo como: detractores del gobierno, no comulgan con Petro.
No hay que dejarse confundir. Un ejemplo es el sainete de la postulación Gustavo Bolívar como segundo vicepresidente del Senado que ilustra el intento por confinar al centro. En una distracción, la oposición lo escogió como su candidato, dentro de la rotación entre los sectores contrarios al gobierno.
Se dice lapsus porque no se midió que Bolívar, un agent provocateur que disemina mentiras en píldoras y propicia la violencia, no sería aceptable para las mayorías. Lo despacharon con el voto en blanco.
El incidente sirvió para deslindar aun más al llamado centroizquierda de sus tentaciones hacia una concertación con Petro. Pronto los Verdes, que oportunísticamente se quedaron con la vicepresidencia de marras, tendrán que decidir si otorgan aval a quienes en su bancada actual no apoyen a su precandidato a la presidencia porque quieren irse para allá. La pirotécnica fue apenas un buscapiés en un segmento de una alianza amplia, que trata de cohesionar la Coalición de la Esperanza.
En el centro es mucho lo que hay por recoger, si bien los votos en la presidenciales (para el Congreso es otra cosa) están demostradamente disponibles, el quid es ver como se encestan y que se plantea para cosecharlos. Para comenzar la Coalición de la Esperanza, núcleo de ese movimiento de centro, tendrá que contarle a los colombianos lo que piensa sobre los temas candentes del ahora y el futuro.
Don Sancho, el héroe de Cartagena en 1697, servía a su rey como castellano del castillo de San Luis de Bocachica. No se había tropezado con la economía de mercado con direccionalidad estatal, pilar de la coalición de centro, aunque si tenía nociones sobre protección del comercio.
Y tenía ideas sobre el papel de las mujeres, los negros, los indios y la homosexualidad, totalmente encontrados con las convicciones del centro, y ni hablar de su oposición a la eutanasia o el uso de la fuerza. Nunca se tragó la paz con el palenque de San Basilio. La de aquí, buena o mala, es un hecho, y a lo hecho, pecho. Todo esto y mas habrá que desmenuzarlo. Nadie dijo la peregrinación del centro era un crucero turístico.
Rodolfo Segovia
Exministro e historiador
