SÁBADO, 02 DE DICIEMBRE DE 2023

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Rodolfo Segovia S.

Se acabo el recreo

La supervivencia de Ecopetrol depende de su transformación en compañía de omnienergía, para que siga siendo compañía nacional estrella.

Rodolfo Segovia S.
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Rodolfo Segovia S.

Se acabó el recreo. Toca gobernar. Y para gobernar se imponen los hidrocarburos por lo que hoy significan para la economía colombiana. Una cosa es la carnada para atraer los votos de ecofúricos, para sumar franjas de cualquier parte como fue la estrategia electoral, y otra cosa el oficio de decidir.

Sin petróleo no se cuadra ni la Cuenta Corriente, ni las cuentas fiscales. Gustavo Petro caerá sólito en la cuenta de que la alternativa de recurrir a préstamos del Banco de la República no solo requeriría un salto de garrocha institucional, sino que es peligroso para el régimen por el rechazo universal que suscita la inflación. Falta mucho todavía para estar en Maduro y acorralar la opinión.

Por otra parte, como argumento ecologista, la eliminación de nueva exploración en Colombia es un espejismo. El país produce el 0,75 % del petróleo mundial y un porcentaje aún inferior del gas natural. Su gradual reducción no le hace ni un rasguño a la panza del calentamiento global. Sería un saludo a la bandera, y, por cierto, un harakiri porque lo que no se extraiga aquí lo sacaran acullá.

Lo que sin duda conviene es la progresiva disminución de la dependencia de los hidrocarburos. En eso tiene razón el presidente electo. Para ello basta casi que dejar que la naturaleza siga su curso.

Al país le costará mucho aumentar producción significantemente, o mantener los niveles actuales. El inventario de contratos de concesión nuevos demorara una década en explorarse a fondo y después es de esperarse una declinación irreversible.

Por otra parte, el eficaz presidente de Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), Armando Zamora, ha hecho de nuevo (por segunda vez) muy bien lo que le encomendaron: el país prospectivo ha sido subastado a exploradores. Lo que va quedando son los residuos y las devoluciones de áreas, o las zonas de muy alto riesgo. El que se contraten o no durante el mandato de Gustavo Petro ni quita ni pone. O sea que prometer que no habrá más asignación de áreas es casi gratis.

La única excepción es la búsqueda de gas. De ese hidrocarburo es prudente tener más por más tiempo. Pero no importado, como insisten en embutirnos desde la Upme. ¿Será que no se han dado cuenta que las reservas de gas están aumentando? Ahí andan otra vez con la regasificadora de Buenaventura, a base de rebajarle condiciones al eventual concesionario. ¿Quién no tan bien intencionado anda detrás de eso?

Por último, como sabía don Sancho Jimeno, héroe de Cartagena en 1697, el mercado podía más que el rey. La gradual contracción de la demanda de petróleo es irreversible. Colombia, país de altos costos marginales, será de los primeros productores en claudicar. No es cuestión de sí, sino de cuándo. Frente a ello, y tiene razón el presidente electo, la supervivencia de Ecopetrol depende de su transformación en compañía de omnienergía, para que siga siendo compañía nacional estrella.

Rodolfo Segovia
Exministro e historiador.

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