Las fusiones, el arribo de nuevas compañías y las movidas en el sector de telecomunicaciones, desde el 2005, hicieron posible el nacimiento en el mercado colombiano del empaquetamiento de servicios, conocido como doble, triple o cuádruple play, que se volvió popular al incluir en una sola factura varios servicios (televisión, Internet y telefonía fija) para el usuario.
La popularidad de estos paquetes creció rápidamente. Incluso, la masificación de Internet en el país se ha facilitado gracias a las redes que se tendieron originalmente para telefonía y televisión cerrada.
De esta forma, se consolidó el triple play; pero, también lo hizo su mala fama, ya que, a pesar de que el usuario ganó con ‘ofertas y precio’, debió enfrentarse a una reducción en los niveles de calidad y al impedimento de empaquetar solo algunos servicios.
Lo que parecía ser una apuesta en pro del consumidor terminó convirtiéndose en una barrera para que este disfrutara de un buen servicio, ya que el ‘todo incluido’ tiene demasiada letra menuda y son muchas las cláusulas para evadir la obligación de los operadores de ofrecer cada servicio por separado.
Cualquier suscriptor debería tener la libertad de escoger entre contratar los servicios empaquetados o cada uno de ellos de manera independiente, de acuerdo al operador que ofrezca la mejor opción de precio y calidad; pero en realidad no es así, pues el suscriptor queda ‘casado’ con todos los servicios, así solo esté satisfecho con uno de ellos.
Cuando esta situación se presenta, se abre la puerta a que algunos operadores empiecen a ‘jugar’ con el precio individual de cada servicio; de tal forma que, si llegara a ver amenazado su mercado en un servicio del triple play, fija su precio en un valor mínimo para impedir que llegue la competencia. Esa aparente pérdida de ingresos la recupera manteniendo más alto el precio de otro servicio en el que no enfrenta amenaza.
Pero este no es el único perjuicio para los usuarios, ya que son pocas las opciones que tienen para escoger el servicio que deseen. Muestra de esto es la inmensa ventaja que tienen los operadores, pues por razones urbanísticas y de limitación del espacio público es prácticamente imposible, en la mayoría de las ciudades, tender nuevas redes de cable para prestar servicios de telecomunicaciones.
Gracias a la Comisión de Regulación de Comunicaciones y a la Autoridad Nacional de Televisión, en muchos aspectos han mejorado las condiciones de competencia en beneficio de los usuarios. No obstante, es necesario que actúen pronto en el mercado con el fin de determinar reglas claras para el ofrecimiento de servicios empaquetados por parte de los operadores para que el usuario se beneficie antes de que se consoliden, aún más, las posiciones de dominio, que son una barrera para mejores y más baratos servicios de telecomunicaciones. Más, de cara a la entrega de espectro para la prestación de servicios de 4G, que está en curso.
Para empezar, es urgente analizar lo que está sucediendo, al menos en las 10 principales ciudades de Colombia. Los suscriptores podrían ahorrarse muchos pesos respecto de lo que hoy pagan por su triple play. Si así fuera, ¿por qué no facilitarlo cuanto antes?
Roque Lombardo
Presidente de Directv Colombia