Mucho se habla sobre el fin de la globalización y el tránsito hacia un mundo multipolar. Este sería un universo caracterizado por bloques regionales, que se diferencian entre sí por el tamaño de sus economías, su poder político, las normas culturales y la aproximación a la democracia y la libertad. Según los analistas, el proceso viene dándose lentamente, pero bien podría acelerase con la llegada de Trump a la presidencia de EE. UU.
Cómo podría afectar este proceso de transición a Colombia, es algo que debe preguntarse. Y la respuesta comienza por una cruda realidad: el país nunca se ha insertado realmente a la globalización, como lo muestran los índices de apertura económica que escasamente han aumentado en las últimas cinco décadas. Por eso, esta situación puede ser una oportunidad para examinarse al interior y hallar nuevas fuentes de crecimiento económico que posicionen al país en un nuevo orden global.
En esa línea, uno de los logros más importantes de Colombia, en los últimos años, ha sido lograr un crecimiento de la inversión a niveles similares a los de los países asiáticos. Entre el 2001 y el 2015, la inversión como porcentaje del PIB prácticamente se duplicó, pasando de 15 a 29%, jalonada, en buena parte, por condiciones externas favorables para el sector minero energético.
Gracias a este incremento de la inversión, el país alcanzó en estos años tasas de crecimiento superiores al 4% promedio, que le permitieron aumentar el gasto social, reducir los niveles de pobreza y ampliar la clase media. Hoy, por primera vez en la historia del país, la clase media supera a la población en situación de pobreza, un hito que debe preservarse.
Pero el ciclo externo favorable para la inversión se agotó a partir del 2014, y lamentablemente no se aprovechó para mejorar la productividad. De hecho, el aporte de la productividad al crecimiento económico en los años de bonanza fue prácticamente nulo. Apenas 0,2% de los cuatro puntos del crecimiento promedio fueron explicados por la productividad, mientras que en China, por ejemplo, la productividad aportó cinco de los nueve puntos del crecimiento promedio.
Sin vientos de cola a favor y en un contexto mundial incierto y cambiante, Colombia tiene necesariamente que apostarle a un modelo renovado, en el que la productividad se convierta en el motor de un sector empresarial diverso y con mayor capacidad de generar valor agregado.
En particular, como lo muestra un estudio de McKinsey, 82% del crecimiento en la productividad de países emergentes provendrá de la adopción de tecnologías existentes, una práctica poco frecuente en el país. En Colombia, 95% de los emprendimientos usan tecnologías que fueron inventadas hace más de cinco años y solo 29% de los productores agropecuarios cuenta con maquinaria para cultivar.
Una forma de cambiarlo es implementar seriamente la Política de Desarrollo Productivo, aterrizándola en las regiones, y sobre todo en las empresas, para que mejoren su productividad. En particular, se debe avanzar en la transferencia de tecnología y conocimiento mediante un programa masivo de extensión tecnológica, enfocado a que expertos en procesos de producción asesoren a emprendedores y gerentes sobre cómo actualizar sus empresas.
Pero aquí no para la tarea. Además de una política de desarrollo productivo, el nuevo impulso de la inversión privada necesita también un ambiente amigable a los negocios. Por eso, la agenda inmediata requiere trabajar en mayor transparencia, reglas del juego estables, normatividad adecuada, así como tasas de tributación y costo país competitivos.
Rosario Córdoba Garcés
Presidenta, Consejo Privado de Competitividad
Inversión con productividad
Colombia tiene que apostarle a un modelo renovado, en el que la productividad se convierta en el motor de un sector empresarial diverso.
Lo más leído
Nuestros columnistas
María Sol Navia V.
Respeto al gobierno corporativo
Rafael Herz
El auge del extremismo
Eso se vio de manera poco creíble en el caso del ataque al Capitolio en los Estados Unidos.
Juan Manuel Ramirez M.
Robledo, taxistas y plataformas
Ian Bremmer
Las amenazantes complicaciones de una larga pandemia
Hernando José Gómez
Crédito para apoyar la reactivación
Ricardo Gaitán
Marcas “pinchadas” por Covid-19
José Andrés Duarte G
Alimentación BALANCEada
Carlos Tellez
Los retos empresariales
Patricia Llombart-Cussac
Europea en Colombia
Colombia y la UE: hacia un comercio más ecológico y diversificado
Andrés Espinosa Fenwarth
Emisor para el siglo XXI
Es clave una reforma al Emisor para que promueva estabilidad de precios, crecimiento y pleno empleo.
José Manuel Restrepo A
Plan Vallejo, instrumento de reactivación
Miguel Gómez Martínez
Liberar la educación
Juan Carlos Quintero Calderón
Corre Forest, ¡Corre!
Lan Hu
Covid-19, desarrollo y multilateralismo
Camilo Herrera Mora
¿Sin tiempo para planear?
La reactivación y recuperación de la economía será más lenta de lo que necesitamos..
Mario Hernández Zambrano
Economistas y gremios serios
Ricardo Santamaría
Son seres humanos, no cifras
Es un drama humano y social de proporciones inconmensurables. Imposible de comprender.
Henry Bradford Sicard
Mujeres en juntas directivas
Cecilia López Montaño
¿Volver a la escuela? acción, no polarización
César Caballero Reinoso
Tributaria 2021
Mauricio Cabrera Galvis
Desempleo y pandemia
Beethoven Herrera Valencia
Zarpazos a la seguridad social (II)
Manuel José Cárdenas
Aterrizar el plan de desarrollo
Carl Henrik Langebaek
universidad de los Andes.
La formación dual y Colombia
Colombia no podrá industrializarse, generar empleo y crecer si no cambia su modelo educativo.