En la columna de El Tiempo (marzo 22 de 2015), hago referencia a la necesidad de adoptar políticas de fomento a la producción de los clústeres que más ‘jalan’ o empujan, que son el de industria manufacturera y construcción y el de producción de alimentos que integra agricultura y agroindustria.
El Gobierno ya adelanta políticas de estímulo a la construcción de infraestructura de transporte y vivienda. Haría falta cambiar algunas de las prioridades del 4G para incluir proyectos más productivos y una política más agresiva de construcción y adecuación de sistemas de riego y control de aguas, y de construcción de vías y caminos regionales y rurales que debería estar a cargo de los departamentos y municipios. Además, mayor decisión y celeridad en la construcción y organización de sistemas de transporte masivo en Bogotá, Bucaramanga, Cartagena y San Andrés, entre otros.
El fomento de la producción en el clúster de alimentación es prioritario porque las importaciones de alimentos podrían sustituirse sustancialmente por producción local (1.690 millones de dólares en importaciones de cereales, 33 por ciento de los 5.000 millones de dólares que le hacen falta a Ministerio de Hacienda). El aumento de la producción agropecuaria promovería el desarrollo de industrias procesadoras de alimentos y de servicios complementarios, y las tres actividades promoverían inversión privada y pública, generando más empleo. El clúster de alimentos tiene la segunda mayor participación en la economía, con fuertes encadenamientos en ambos sentidos y una importante contribución al empleo (J. Villamil y G. Hernández: ‘Encadenamientos, clústeres y flujos de trabajo en la economía Colombiana’, Archivos de Economía, DNP, marzo del 2015).
Lastimosamente, el Ministerio de Agricultura está haciendo lo ‘contrario de lo que se necesita para fomentar esa producción’, tanto a nivel de economía campesina como de agricultura comercial. El debate sobre desarrollo agrícola se enquistó y quedó atrapado en el tema de baldíos, que está promoviendo situaciones absurdas como la de los que se están armando para defender las tierras que tienen en posesión, y es absolutamente inadecuado para formular una política agropecuaria coherente y productiva o para entender y hacer comprender cómo manejar la tierra, uno de los más valiosos activos del Estado, sin feriarla ni dejar perder la oportunidad derivada de que Colombia es uno de los siete países en el mundo que pueden expandir ampliamente su área cultivable con tierra altamente productiva. Es necesario que, por lo menos, un ministro de Estado enfrente al senador Robledo en el Congreso y demuestre que la posición que él defiende se opone al progreso y bienestar de la población campesina.
También hace falta que el Vicepresidente sepa que pasaría a la historia si incluyera en el plan 4G de infraestructura la carretera entre Puerto Arimena y Puerto Carreño, que es la auténtica ‘Autopista de la Prosperidad’. Ninguna otra haría posible agregarle al PIB de Colombia por lo menos tres y medio puntos de forma permanente y crear como mínimo 700.000 empleos (continúa).
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Felicitaciones al Ciat en el Valle por desarrollar comida resistente al calentamiento global.
Rudolf Hommes R.
Exministro de Hacienda
rhommesr@hotmail.co