Adam Grant es profesor de psicología organizacional en la Escuela Wharton de la Universidad de Pennsylvania. Por siete años consecutivos, su curso ha sido ranqueado como favorito por los alumnos de la facultad. Su último libro, ‘Think Again’, trata primordialmente sobre lo importante que es “conocer lo que se desconoce”. Este es un signo tanto de curiosidad como de humildad intelectual.
En un momento en que el cambio es un elemento presente en gran cantidad de actividades como consecuencia de los desarrollos tecnológicos y de la ubicuidad de la información, (hoy al alcance de quien tenga un teléfono inteligente) se hace aún más importante aceptar nuestras propias limitaciones.
El capítulo sobre cómo abrir la mente para que las personas comprendan que hay otras formas, diferentes a la propia, de aproximarse a las soluciones, debería ser lectura obligada para los negociadores del Paro (que ya lleva vigente más de seis semanas).
Enseña la importancia que tiene el que, previo a sentarse en una mesa de negociación, se hayan analizado los “puntos de dolor” de la parte opuesta, para no tener que improvisar.
Se logra así de antemano, llevar ideas posibilistas sobre cómo lograr en el corto plazo responder al menos a algunas condiciones que la contraparte tenga. Esto en vez de llegar con argumentos que defiendan la causa propia únicamente.
Un negociador exitoso es el que pregunta y escucha. Aquel que solo expone su punto de vista, nunca podrá lograr el objetivo de conciliar y llevar a buen término una negociación. La llamada ‘mesa del diálogo’ en el paro, evidenció la urgencia que tiene, para los diversos negociadores, el comprender la importancia de guardarle respeto a quien difiere de su pensamiento.
El respeto al opositor es la base misma de la democracia.
Para lograr un mínimo de convivencia cívica se requiere entender que el bien común prima sobre los derechos individuales.
La ruta del autoritarismo es otra; es la ruta de la represión y de la imposición a la fuerza de un punto de vista que no admite contrastes. En este caso, el paro ha atentado contra el bien común, por lo que los manifestantes deben ser pacíficamente desalojados de las vías que bloquean.
Pareciera que los argumentos de parte y parte en la ‘mesa’, tenían como único objeto el de convencer a la contraparte de las bondades de la posición que defendían o de las limitaciones que cada uno tenía para ser flexible. Más que una negociación, pareciera que lo que se buscaba era lograr una imposición.
En Colombia, igual que en casi todos los países del mundo, está gestándose un proceso de confrontación que más que entre ideologías de izquierda y derecha (con sus matices), muestra la evolución cada vez más clara de un enfrentamiento entre moderados y extremistas.
A medida que avanzamos hacia las elecciones del 2022, es importante decantar, por parte de los moderados, un propósito común que evite la llegada al poder de extremistas de cualquier tonalidad política.
Salomon Kassin
Banquero de inversión
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