El nivel de “autoestima ciudadana”, refleja el sentimiento de los habitantes de un país o de una región sobre su entorno. Mientras que en Medellín y Barranquilla se vivió una protesta casi por completo ausente de hechos bochornosos, en Bogotá y Cali se desdibujó la marcha por los actos violentos. Esto nos obliga a reflexionar sobre lo que se puede aprender de lo que se hace o deja de hacer en estas urbes tan disímiles.
La encuesta del Centro Nacional de Consultoría para CM& que registra quienes en cada ciudad quieren volver a la normalidad y quienes desean seguir en paro, registra una correlación entre la desaprobación del Alcalde (encuestas de Invamer y Gallup) y el deseo de continuar el paro.
La correlación no necesariamente implica causalidad, pero veamos las cifras:
Las ciudades que registraban el mayor deseo de volver a la normalidad, Medellín y Barranquilla son diferentes. La primera se caracteriza por la prevalencia de una “cultura paisa”, mientras que la segunda, la ciudad mas cosmopolita en mi opinión se caracteriza por un entorno social heterogéneo. No niego que los contrastes en el proceso de inmigración tanto del exterior como del del campo a los centros urbanos sean razones objetivas para tener diferencias en el relacionamiento de los citadinos con su ciudad.
Hay factores que han tenido impacto en lo positivo o negativo de la opinión, que quizás sean fruto de la continuidad en las políticas de los sucesivos gobiernos locales que han construido sobre los planes de sus antecesores, en contraste con iniciar planes de desarrollo a partir prácticamente de una “Tabula Rasa”, como han hecho recientemente los alcaldes de Cali y de Bogotá. Es clave entender cómo lograr cambios que resulten en un mejor sentido de pertenencia entre los habitantes de cada ciudad y su entorno.
Tenemos todos que interiorizar cómo prevenir esto en Colombia en un futuro cercano para que no tengamos que sufrir las consecuencias de diferir cambios necesarios para que se resuelvan problemas, pues en el pasado hemos tenido ocasión de presenciar como al lograr detener marchas que provocan protestas se atiende solo lo urgente y no ha habido continuidad en resolver lo importante.
Lograr cambios que permitan encarar algunas de las causas del descontento de una porción importante de la población no podemos pensar que es una responsabilidad única de los Gobiernos locales y del Nacional, sino que es algo en que todos tenemos que contribuir.
En lo local, me atrevo a proponer que los “pros”, ProPacífico, Proantioquia, ProBogotá y ProBarranquilla que velan por los intereses del sector privado de cada región y aglomeran el empresariado de las cuatro ciudades (que deben ser por definición ajenas a la política partidista) creen un equipo que analice conjuntamente los contrastes en las políticas y propongan fórmulas de “mejores prácticas” a los alcaldes, que conlleven a un mayor arraigo citadino.
Salomón Kassin Tesone
Banquero de inversión.
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