Una vez más, la comunidad afroamericana en Estados Unidos expresó recientemente su sensación de injusticia reprimida.
La violencia de los actos es inadmisible, pero su protesta no lo es, cuando vemos que dos terceras partes de los fallecidos por covid19 son afroamericanos, latinos o indígenas.
Recuerdo los disturbios públicos en el barrio Watts en Los Ángeles en el año 1966. Posterior a ellos, el profesor Maulana Karenga, de California State University, buscando cohesionar una expresión cultural común para todos los afroamericanos, combinó diferentes costumbres e inventó un festival de siete días. Lo llamó Kwanzaa que traduce del Swahili, los primeros frutos. Expresa la celebración de una cosecha, símbolo del esfuerzo colectivo.
Durante siete días se celebra en familia y en comunidad. Encienden una vela cada día y recuerdan valores comunes que buscan condensar y consolidar una cultura única afroamericana.
Estos valores son: i. Unidad de familia, comunidad, nación y raza. ii. Autodeterminación iii. Responsabilidad y trabajo colectivo iv. Una economía de cooperación mutua entre afroamericanos v. Un propósito común vi. Creatividad al servicio del colectivo y finalmente, vii. Fe en lo propio y en la rectitud y la victoria del esfuerzo mancomunado.
Para aquellos de nosotros que nos identificamos con valores que por cientos y miles de años hemos heredado de nuestros ancestros, nos tiene que resultar por lo menos sorprendente que un grupo, minoritario pero numeroso, solo hace poco más de medio siglo, venga identificándose y celebrando una cultura común.
Es cierto que la discriminación étnica prevalece desde tiempos bíblicos en el ser humano. Ojalá logremos que se supere, con educación y con ejemplo. No podemos olvidarnos de la tragedia que ha sido la evolución y las consecuencias de un sistema de esclavitud abominable. Encontrar cohesión en una expresión cultural afroamericana, ha sido difícil históricamente, pues en América se encontraron tribus de origen africano con muy poco en común, que fueron forzadas a conformar un pueblo sin mayor nivel de unidad.
Pero si por allá llueve, por acá no escampa. La Pandemia ha hecho patente la inequidad que existe, en la población colombiana frente a las etnias afrocolombianas y las comunidades indígenas. Es indispensable generar respeto por las costumbres ancestrales de esas culturas en lugar de seguir insistiendo en que los valores y modus vivendi Occidentales, son los únicos signos aceptables de civilización.
Es hora ya de que prevalezca el respeto por el derecho de las minorías, sin menoscabo de proteger el de las mayorías. Ojalá se lidere un movimiento que cree un festival celebratorio auténtico, que consolide un alto nivel de autoestima, el cual, sumado a la presencia de modelos de la comunidad, se conviertan en factores que impulse la integración y la movilidad social.
No podemos seguir negando la presencia en Colombia de un racismo que ha causado condiciones infrahumanas inaceptables. Es fácil desde lejos criticar lo que está ocurriendo en Estados Unidos, pero recordemos las palabras del Quijote, el que vee (sic) la mota en el ojo ajeno, vea la viga en el suyo.
Salomón Kassin Tesone
Banquero de inversión.
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