Las encuestas que invariablemente se hacen con anticipación a las elecciones crean expectativas y generan discusiones, tanto sobre su precisión (últimamente muy cuestionada), como sobre las posibles coaliciones que resulten como consecuencias de los resultados que arrojen.
No tengo seguridad de cuáles serán los resultados, pero descarto que haya un ganador en la primera vuelta. Por ende, no soy capaz de hacer predicciones sobre a quién vamos a elegir como Presidente de la República para gobernar en el próximo cuatrienio. De lo que si tengo seguridad es que muy pocas veces en la historia ha tenido que enfrentar un gobierno entrante situación política y económica mas compleja.
Esto, con el agravante de que el mirar por el espejo retrovisor y culpar de todos los males al gobierno anterior no será un ejercicio fácil. Difícilmente puede nadie olvidar que la situación que hereda el gobierno entrante es producto de que, tanto la pandemia como la guerra que Rusia inició contra Ucrania tuvieron consecuencias materiales que además han sacado a la luz dificultades acumuladas, que no son problemas de gobierno sino de Estado.
Esta distinción no se hace con suficiente frecuencia, a pesar de que se posee una tecnocracia que es motivo de respeto en toda la región y que Colombia sea posiblemente el país con el mayor nivel de diagnóstico sobre sus problemas, al menos en el hemisferio americano.
La dirigencia tiene que prepararse para enfrentar este desafío. Se viene un periodo donde el esquema de gobierno oposición tendrá que vigilarse para que no cree situaciones de hecho que pongan en peligro la democracia, que por más imperfecta que juzguemos sea, todavía parece ser la mejor forma de gobernar las Naciones. El Pacto Histórico se ha preparado durante años y sabe cómo ejercer la oposición.
Por contraste, la coalición que se irá formando a partir del final de la segunda vuelta, aún está muy fraccionada y parece difícil que logre unirse. Si esta coalición quisiera ejercer una robusta vigilancia en el Congreso y las Cortes requeriría de una preparación al menos igual de diligente a la del Pacto Histórico.
Lograr una aguda fiscalización es un factor indispensable para preservar cortapisas, pues hay temor de excesos por parte y parte.
Sistemáticamente el candidato Petro anuncia que va a tratar de ejecutar los cambios que él requiere para cumplir con un programa de Gobierno. La coalición no ha sido tan clara, pues pareciera que para lograr no cometer errores, ha decidido abstenerse de presentar propuestas concretas, más allá de apuntar a los peligros y falta de un hilo conductor en el programa de su contendor.
En mi opinión, para lograr atravesar el próximo cuatrienio sin violencia, se va a requerir el más delicado manejo de la autoridad y la más precisa vigilancia a los tres poderes que aseguran el control de los excesos, sea cual sea el candidato que resulte gobernando.
“Se dice fácil”, como dice el proverbio, difícil va a ser lograrlo.
Salomon Kassin
Banquero de inversión.