Hace casi un cuarto de siglo, el delincuente Henry Castellanos ideó el acto más cruel del compendio criminal criollo: detener vehículos en las carreteras de Colombia y llevarse a sus ocupantes. Cientos murieron estando en manos de narcoterroristas que, años más tarde, fueron elevados a congresistas, mediante un acuerdo ilegal. Las carreteras se desocuparon por temor a que de la nada aparecieran los autores de estos crímenes, pero el país siguió funcionando.
(Lea: El paredón del Claustro / Opinión de Sergio Calderón Acevedo).
Estas carreteras del terror fueron recuperadas por el imperio de la ley y las armas de las fuerzas legítimas. Claro que hubo muertos, de lado y lado, en el restablecimiento del orden, porque una afrenta contra los derechos de libre movilidad de personas y mercancías es un acto de guerra.
(Vea: El proceso 8.000 / Opinión de Sergio Calderón Acevedo).
Ahora, los ‘romañas’ del siglo XXI han ideado una estrategia más cruel y más efectiva que la del ahora prófugo disidente: al amparo de una señora Bachelet y un señor Vivanco, que ni siquiera son colombianos, y apoyados por ‘pacíficos’ manifestantes, el terrorismo desarmado ya no se esconde en la manigua ni porta fusiles. Simplemente acampa en la vía pública, derriba unos árboles y monta una barricada, con lo cual no se han llevado una sola alma, pero han secuestrado a la economía colombiana.
El ministro de Hacienda estima las pérdidas 2entre 6 y 10 billones de pesos". Creo que es muchísimo más, porque una cosa es lo que se ha dejado de producir y otra es lo que se ha destruido, y cuyas consecuencias no son fácilmente medibles. Muchas empresas del suroccidente, donde se concentran con mayor intensidad las acciones criminales de los promotores del bloqueo, terminarán cerrando por quiebra y ello significa la pérdida de miles de empleos y de producción futura, que hubieran podido aliviar la pobreza de esa zona, donde la tal minga pretende establecer una republiqueta.
Tampoco están en las cuentas del ministro los flujos de inversión que dejarán de entrar al país, las averías a la malla vial, el daño irreparable al comercio y toda la actividad económica de Buenaventura. Y menos los problemas que se generarán por una mayor devaluación, que encarecerá las importaciones y el servicio de la deuda.
(Le recomendamos: La Atenas suramericana / Opinión de Sergio Calderón Acevedo).
El bloqueo debe ser levantado ya, con diálogo o sin él, antes de que los perjuicios sean mayores. Si no se hace, el país estará condenado a esta nueva modalidad de secuestro, que nunca cesará, porque se cuenta con la inacción del Ejército. Sin importar si el gobernante ganó con 11 millones de votos, y el principal incitador de este delito de odio perdió porque solo obtuvo 8 millones, de los cuales únicamente 4 millones eran de sus propios ‘orcos’.
No sobraría hacer una detallada valoración de los daños, para emprender una acción colectiva de varios billones de pesos contra los miembros del rimbombante ‘comité nacional del paro’ y su ‘señor de los billetes’.
(Vea tambíen: La divina comedia / Opinión de Sergio Calderón Acevedo).
SERGIO CALDERÓN ACEVEDO
Economista