Economía

20 jun 2019 - 10:15 p. m.

‘No se puede cambiar la visión del país con cada nuevo ministro’

William Maloney, del BM, dice que una de las mayores razones de la poca productividad de Latinoamérica es que sigue cerrada al mundo.

William Maloney es el economista Jefe de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Banco Mundial.

William Maloney es el economista Jefe de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Banco Mundial.

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Portafolio
20 jun 2019 - 10:15 p. m.

El Banco Mundial (BM) presentó ayer en Colombia su Proyecto de Productividad, una serie de trabajos con los que establece un marco sobre las características de este indicador y sienta las bases para la mejora del mismo.

William Maloney, economista Jefe de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del BM, habló con Portafolio y destacó que entre las razones que lastran la mejora en América Latina está su poca apertura, y criticó que Colombia no ha podido establecer una visión continua de país.

¿De quién es la responsabilidad de mejorar la productividad?

La productividad viene del sector privado, por lo que sus decisiones son las más importantes en términos de las capacidades de los empresarios para mejorar la calidad de sus productos, manejar la eficiencia y desarrollar nuevas tecnologías o identificar nuevos mercados para expandirse.

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A final de cuentas, la productividad no se puede impulsar desde el gobierno, pero este sí que tiene un papel. En países como Japón, las administraciones han hecho grandes logros al subsidiar programas de mejora gerencial, ese son el tipo de cosas que puede hacer. Lo otro es la calidad del entorno, una compañía no puede sacar su producto si la carretera es mala, y si no puede exportar o traer los insumos, es muy difícil mejorar la productividad.

¿Por qué Colombia y Latinoamérica siguen tan rezagados?

Lo primero es que la productividad es un aspecto fundamental. De hecho, al ver las diferencias entre los PIB de los países, la mitad de ellas se explican por los distintos niveles de esta.

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Colombia tiene un crecimiento moderado y su tasa de productividad ha sido sumamente baja. Esto es un gran problema y tenemos que entender por qué las empresas no están invirtiendo más en I+D, en cómo mejorar la operación, aumentar la calidad de productos o exportar a más mercados. Parte del asunto es que sigue siendo una región muy cerrada, no está integrada en el mercado global.

¿También es por la falta de preparación laboral?

Claramente es otro aspecto que perjudica, pero este ha sido así históricamente. En 1900, Dinamarca tenía 100 ingenieros por cada 100.000 trabajadores, mientras que Colombia tenía 8, al igual que el resto de la región. Esos datos explican el rezago de la situación actual.

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¿Cuál es la prioridad de inversión para mejorar?

Hay una gran oportunidad con el nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia para tomar una nueva mirada sobre cómo funciona el sistema nacional de innovación, cómo vinculamos mejor los gastos y cómo están funcionando los programas que hay. Este debería estar muy enfocado en las empresas, en diseminar el nuevo conocimiento y así mejorar la productividad. También hay que mirar de forma integral las iniciativas, impulsar unas y desechar las que menos interesen.

¿Qué casos de mejora internacionales conoce?

Uno es el Japón de posguerra, que tenía una brecha de productividad de que cada trabajador en EE. UU. producía lo que 5 allá. Ellos armaron un programa de productividad nacional, con una meta de aumentarla y alcanzar a EE. UU., un plan que copiaron mucho otros países.

Se debe impulsar una visión nacional a 30 años, pero lo que ocurre es que hay una falta de consistencia a través del tiempo. China tiene un objetivo muy claro que mantiene hasta que lo logran, pero lo que no puede ser es que en Colombia esta visión cambie cada vez que llega un nuevo ministro. Hay que buscar la forma de que se mantenga.

¿Cómo se pueden aprovechar más las nuevas tecnologías?

La industria 4.0 es clave, pero no se debe olvidar que muchas de las mejoras en productividad se dan en empresas no tan ‘sexys’ del sector manufacturero o real.

Eso sí, todos los nuevos movimientos de automatización sí son un reto para nuestros países. En los desarrollados se puede ver que mucha fuerza laboral ha sido remplazada por las máquinas, algo que en la región no se ha visto, y eso es precisamente porque es difícil adaptar las nuevas tecnologías.

Con todo esto, Latinoamérica tiene que estar preparada para este tipo de cambios, hay que tener una mano de obra fuerte, con las habilidades para ser complementarios a las nuevas tecnologías. Eso implica que, como mínimo, todos deben tener buena matemática y lectura, lo que no siempre ocurre, pero también un mayor sentido de creatividad y manejo de la tecnología para que no haya desplazamiento de la mano de obra de baja calificación.

Esto es clave para América Latina por el bajo nivel del sistema educativo, pues si no se soluciona ahora, el problema será mayor en el futuro. Colombia tiene que crear una nueva generación de empresarios capaces de reaccionar a las nuevas tecnologías y que estén preparados para lo que va a venir, pues esa capacidad está poco desarrollada.

¿No hay forma de que el agro salga de su perpetua baja productividad?

Al observar la experiencia asiática, hemos visto grandes aumentos en la productividad: en dos años en esos países han duplicado el rendimiento de arroz por hectárea usando las nuevas tecnologías, insumos y medidas, y garantizando el mercado. Es decir, en dos años se duplicó el ingreso de las familias, lo que es impresionante.

Es absolutamente factible mejorar la productividad y modernizar el agro colombiano, de hecho, es imprescindible hacerlo porque ahí están las personas más pobres. Esto depende de I+D, traer nuevos productos, cosechas, mejorar los procesos y buscar nuevos mercados.

Este sector es clave y el potencial es increíble, pero hay que crearle todo el entorno para que incremente su productividad.

UNA BAJA PRODUCCIÓN


Al ver los datos de la productividad, Colombia está muy rezagada pues cada hora trabajada solo produce US$15, muy por debajo de los US$96 de Luxemburgo, los US$93 de Noruega o los US$70 de Estados Unidos. Esto quiere decir que un noruego produce lo mismo que seis colombianos.

Y ese mal dato también aplica en cuando al resto de la región, pues con la excepción de Ecuador, la productividad nacional de US$15 por hora llega a US$17 en Brasil, US$20 en México, US$25 en Argentina US$29 en Uruguay o US$40 en Perú. Los datos son elaborados por la Conference Board.

Rubén López Pérez

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