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08 jun 2018 - 8:20 p. m.

Mathias Held, de CEO de Mercedes-Benz al voluntariado

A finales de 2017 recibió una llamada que lo invitó a salirse del mundo de los negocios.

Mathias Held, cambió su cargo de director Ejecutivo para servir en nombre de una iglesia cristiana.

Mathias Held, cambió su cargo de director Ejecutivo para servir en nombre de una iglesia cristiana.

Cortesía Archivo Particular

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Portafolio
08 jun 2018 - 8:20 p. m.

Después de más de dos décadas de trabajar con Daimler Mercedes-Benz en países como Alemania, Guatemala, Brasil y Colombia, Mathias Held, decidió dar un vuelco total a su vida. Este bogotano, de ascendencia alemana volvió a su tierra hace 12 años para ser el director ejecutivo de la multinacional líder en automóviles de lujo, buses y vans.

El año pasado recibió la propuesta de seguir trabajando con ellos, pero en otro país. Sin embargo, decidió quedarse acá y crear su propia empresa. Al final de 2017 una llamada telefónica lo invitó a cambiar el mundo de los negocios por el voluntariado.

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Usted es nacido en Bogotá pero de ascendencia alemana. ¿Cómo llegó su familia a Colombia?

Mi esposa y yo tenemos antepasados europeos. Tengo cuatro abuelos alemanes. Ellos hicieron su vida en Colombia, se nacionalizaron, yo nací aquí y asistí al Colegio Alemán de Bogotá.

Tratamos de mantener viva la cultura alemana, el idioma y algunas tradiciones. Estudié Ingeniería Mecánica en la Universidad de los Andes, después estudié un MBA en Canadá y regresé a Colombia.

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¿Cómo fueron sus inicios en el mundo empresarial?


Empecé a trabajar en Colombia, y luego en Alemania, con la empresa de consultoría Kienbaum. Luego trabajé tres años con la empresa Varta. Más adelante me vinculé en la administración patrimonial de una familia noble, la familia von Thurn und Taxis, de tradición ancestral que tienen grandes extensiones y propiedades en Alemania sobre todo de bosques, inversiones inmobiliarias, industriales y bancarias.

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Cuando usted llegó a Colombia como CEO de Mercedes-Benz ya había trabajado años atrás con la multinacional.

¿Cuál fue su experiencia con Daimler?

Entré a trabajar en el Grupo Daimler, dueño de la marca Mercedes-Benz (1991), inicialmente, en la planta de producción y ensamblaje de automóviles.

Luego pasé a áreas de proyectos internacionales y, a partir de 1997, fui a Guatemala como gerente General; más adelante (2001), viajé a Sao Paulo (Brasil) encargado de todo el desarrollo de la red de concesionarios y venta de automóviles en América Latina; y en 2006 llegué a Colombia como gerente General de Daimler Mercedes-Benz.

¿Qué logros tuvo en los 11 años al frente de la compañía?

La empresa evolucionó de una forma exponencial. Esto no fue producto sólo de Mathias Held, sino de todo un equipo de trabajo. El país cambió: hubo años de gran crecimiento económico y paz, lo cual acompañó un repunte del sector automotriz.

Cuando yo llegué, el tamaño del mercado automotriz en Colombia era de unas 100.000 unidades al año, hoy en día es de 250.000 y algunos años estuvimos por encima de las 300.000.

Pasamos de vender 1.000 unidades a comercializar más de 6.000, entre vehículos comerciales y automóviles, liderando los segmentos de automóviles de lujo, buses, vans, en el mercado colombiano.

Ampliamos así la red de concesionarios en varias ciudades dentro y fuera de Bogotá.

¿Por qué cambió todo este recorrido empresarial por el servicio cristiano?

Esta responsabilidad la desempeñé durante 11 años y Daimler me decía que había estado mucho tiempo en el cargo.

Me ofrecieron ir a otro país pero decidí quedarme en Colombia y empecé una empresa propia que apoyaba a las compañías a cambiar la tecnología de iluminación tradicional a LED.

Paralelo a esto se me estaban dando oportunidades en el sector automotriz. Sin embargo, a finales de 2017, recibí una llamada de las oficinas de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en la cual, se me preguntó si estaba dispuesto a servir de tiempo completo. Ante este llamado respondí que sí.

¿Hace cuánto usted pertenece a esa congregación?

La Iglesia la conocimos en Alemania y nos bautizamos en 1988. Hemos aprendido que cuando el Señor llama, la mayor bendición que podemos tener en nuestras vidas es obedecer ese llamado.

¿A qué se va a dedicar de ahora en adelante? ¿Cuál será su actividad cotidiana?

En principio es un servicio de tiempo completo en la congregación, somos líderes y maestros que ayudamos a las personas en su búsqueda por mejorar sus vidas en todos los aspectos. Un llamamiento de estos conlleva eso: el servicio, guiar los asuntos de la Iglesia y ser testigos de Jesucristo donde vayamos.

Se me ha asignado servir en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, países que conforman lo que se llama Área Sudamérica Noroeste.

¿Su familia lo apoya en esta decisión?

Por supuesto que sí. Mi familia es lo más importante en mi vida. Con mi esposa llevamos 33 años casados, es el amor de mi vida y alrededor de ella es que gira nuestro hogar. Tenemos tres hijos y un nieto de nuestra hija mayor.

Fausto Manrique
Especial para Portafolio

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