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30 ago 2019 - 8:06 p. m.

Programa de becas: iniciativa de BBVA y Manos visibles

El objetivo es que más personas puedan acceder a la educación superior.

BBVA

Los presidentes de Bancamía, Miguel Ángel Charria, y de BBVA Colombia, Óscar Cabrera, visitaron una de las iniciativas.

Archivo particular

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30 ago 2019 - 8:06 p. m.

En la esquina de la Carrera 50 con calle 86, en pleno barrio Aranjuez, de Medellín, una mujer todos los días y aún sin que el sol se asome, prepara arepas, chorizos, huevos y ‘calentaos’ para atender la clientela de este sector de la ciudad que fielmente acude allí a desayunar.

Se trata de Noelia Sora. Ella llegó huyendo de San Carlos, en el oriente antioqueño hace más de 19 años cuando los grupos paramilitares se ensañaron con esa región y obligaron a que miles de personas tuvieran que abandonar sus tierras, viviendas y pertenencias.

“Yo salí corriendo con mis hijas y el niño, una de ellas de escasos meses de nacida y con lo poco que teníamos puesto llegamos a Medellín donde una familiar y casi que de inmediato y ante la pregunta, ¿yo que voy a hacer Dios mío?, la respuesta fue, pues arepas, que es lo que más se vende”, cuenta doña Noelia, como es más conocida ella en este barrio y explicando cómo fueron sus inicios.

Hasta allí llegaron los presidentes de BBVA en Colombia, Óscar Cabrera y de Bancamía, Miguel Charria, para conocer a esta señora que pasó de ser desplazada a ser empresaria y clienta de Bancamía, entidad que con pequeños prestamos le permitió ampliar su negocio y edificar su vida y la de los suyos, a partir de un fogón de leña y unas arepas.

Allá también estuvo Óscar Córdoba, exarquero colombiano y actual embajador de BBVA y de un grupo de funcionarios de la entidad quienes, vestidos con camisetas blancas, disfrutaron de las distintas delicias de este acogedor comedor, en el que poco a poco fueron desocupando platos y ollas.

“Doña Noelia, nuestra visita de hoy a su negocio, además de presentarle nuestro mensaje de respaldo y solidaridad, tiene un componente adicional: queremos hacer un homenaje a su fortaleza y valentía”, decía una carta que leyó Xiomara, una de las hijas de doña Noelia que, junto a Angie, la menor de ellas, la acompañan en su trabajo.

La carta también traía buenas noticias: “Por eso queremos darle una buena noticia, para usted y para su hija Angie. Le hemos otorgado una beca completa por 250 millones de pesos para que Angie pueda hacer sus estudios de Medicina en la Universidad Remington, de esta ciudad”, decía la misiva.

En ese momento, Noelia, sus hijas y los presidentes de Bancamía y BBVA se fundían en un abrazo, mientras las lágrimas de estas tres mujeres contagiaban a la concurrencia que en silencio primero y después con un aplauso cerrado, vivían este momento de mucha emoción.

CRUCE DE CAMINOS 

Y si quisiéramos hablar en términos gastronómicos, diríamos que esto fue la cereza del pastel de aquella mañana, pues escasas horas antes se habían vivido emociones parecidas, en ese caso la de siete líderes comunitarios de Cali y Medellín que presentaban al presidente de BBVA y a Paula Marcela Moreno de Manos Visibles, sus saludos de agradecimiento, pues todos ellos se graduaron como profesionales gracias a becas aportadas por las dos entidades.

Ellos hicieron parte de la primera fase del Fondo Juventud y Construcción de Paz que BBVA y Manos Visibles crearon con el apoyo de las universidades Eafit de Medellín e Icesi, de Cali y que les permitió formarse en Derecho, Administración de Empresas, Sociología, Sicología, Comunicación Social, Ciencias Políticas e Ingeniería de Sistemas. “Este fondo busca ante todo profesionalizar a líderes comunitarios y sociales. Cuando se profesionaliza a un líder comunitario se logran espacios de transformación, se tecnifican sus conocimientos y se amplían las posibilidades de ayudar a sus comunidades y a la construcción de país”, dijo Paula Marcela Moreno, presidenta de Manos Visibles.

“Nunca pensé en llegar a una universidad y menos al Icesi. En mi familia, soy la primera en hacerlo y cuando llegué pues fue un cambio total en mi vida, en la manera de ver el mundo y sobre todo en las proyecciones al futuro. Viajar y hacer mis prácticas con la ONU en el Chocó, me mostraron que mi vida sería otra”, fue lo que dijo Diana Sofía Tróchez, hoy socióloga y encargada de coordinar los estudios de género de una prestigiosa fundación internacional.

Por eso para Saúl Franco contar hoy la historia de su barrio La Sierra, de Medellín es un poco más fácil. Comunicador Social de la Eafit y fundador de la biblioteca Nadino y de la Agencia de Noticias Luna Roja, este gestor cultural dice: “Pese a los cambios que ha tenido La Sierra, gracias a las inversiones en infraestructura, era necesario generar cambios socioculturales y en esto es a lo que he podido contribuir gracias al impulso de la lectura y a la transformación cultural que hemos generado con nuestros proyectos”.

Como las de Diana y Saúl, fueron las otras historias de aquellos jóvenes que hoy profesionales, miran la vida de otra manera. Como doña Noelia que en pleno barrio Aranjuez, viendo a dos presidentes de banco, a una gloria del fútbol mundial y a un grupo de hombres y mujeres conmovidos hasta las lágrimas con este mensaje de esperanza, mira el mañana con ilusión sabiendo que sus luchas han encontrado en la educación de sus hijos, el mejor camino hacia el futuro.


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