Todo el mundo se lo pregunta, claro. La mayoría de respuestas dan razones ya ‘históricas’: el paro de contenedores por la crisis de los puertos chinos, la guerra de Ucrania, la expansión monetaria global de la pandemia, el que las altas tasas no hayan logrado todavía su cometido, etc.
Pero el jalonamiento de los precios de los alimentos que es el que especialmente empuja la cifra de la inflación denota sobretodo una caída en su abastecimiento (bueno, economía 101); y/o una demanda superior a su nivel de abastecimiento.
Es evidente que ciclos de la naturaleza no son de semanas sino de meses y a veces de años, mucho más lentos que los de las sectores urbanos; pero las capacidades de los agricultores para influir en ellas son las que son críticas.
¿Cuáles son sus capacidades básicas?
1. Capacidad de caja cuando hay un choque externo.
2. Capacidad de mecanización para reaccionar con velocidad en sus fincas a eventos climáticos o técnicos.
3. Acceso a infraestructura como vías, pero más allá, al almacenamiento de mediano y largo plazo.
4. Capacidades técnicas en su ramo de la agricultura.
5. Capacidad comunitaria de resolver problemas en común.
6. Capacidad de acceso al sistema financiero y de seguros en sus diferentes servicios.
7. Capacidad de conexión con sus proveedores para apoyos extraordinarios.
8. Capacidad de alta conexión con sus clientes para apoyos aún más extremos de parte de estos últimos.
No se diga de algunos índices inflacionarios que se amarran unos a otros mandando señales equívocas de manera permanente.
¡Vaya! otra lista de mercado, inconclusa como siempre y llena de deseos para que solo las hadas nos la ayuden a cumplir.
Pero siendo objetivos y tal vez algo sarcásticos, esas son capacidades normales de una industria. Como los campesinos NO la tienen y por ello sus bajos niveles de ingreso, éxodo a las ciudades, los problemas de tierra, de violencia, droga, economías ilegales etc. Los campesinos deben acceder a esas capacidades y así integrarse a la economía nacional; así tendrán las capacidades normales de una industria.
Y de paso poder reaccionar ante choques externos como los actuales para tomar decisiones rápidas que los lleven a resultados diferentes a los de la pobreza permanente. Y hacer ante los brotes de violencia lo que hacen todos los campesinos de los países desarrollados: ser guardianes del territorio.
Tal vez en eso se diferencia la agricultura de un país desarrollado y la de un país en desarrollo: en la aquiescencia y el manejo de esas capacidades. Y es por eso que debemos construirlos esas capacidades (no hemos mencionado el acceso a tierra suficiente) para dejar de tener inflaciones con lenta recuperación.
Y dejar de tener 2,5 millones de unidades agrícolas familiares o sea 12 millones de personas en la pobreza, el 25% de nuestra población, quienes podrían además engrosar el PIB en todos los sentidos.
CARLOS ENRIQUE CAVELIER
carlosenriquecavelier@gmail.com