Para mejorar el bienestar de los colombianos es necesario que la economía crezca a tasas más altas y sostenidas, algo que no será posible sin resolver el reto estructural de la productividad.
Así lo confirma un estudio reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), después de más de un año de trabajo en colaboración con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (Cepal), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi).
Se trata de una evaluación de pares que el Gobierno Nacional, con apoyo de la cooperación suiza, le encomendó a la Ocde para revisar la política de transformación productiva del país. El estudio reconoce los avances de Colombia en las últimas dos décadas, pero destaca que para continuar progresando es necesario abordar debilidades estructurales que están frenando el progreso futuro.
La productividad no ha aumentado lo suficiente para poner a Colombia a la par con economías más avanzadas. Por ejemplo, en lo corrido del siglo la productividad laboral se ha mantenido estable en una cuarta parte de Estados Unidos. En contraste, durante el mismo periodo la brecha de productividad de China se redujo en 400 por ciento.
La economía está poco diversifica- da y especializada en la exportación de recursos naturales. A pesar de una tradición manufacturera relativamente larga, en 1990-2015 Colombia cayó en el Índice de Rendimiento Industrial Competitivo de la Onudi –que compara la capacidad de los países para producir y exportar productos manufacturados de manera competitiva– de la posición 57 a la 69. Y, en el 2015, las diez firmas que más exportaron lo hicieron por un valor equivalente al 65 por ciento de las exportaciones totales del país.
Pocos lugares se benefician en Colombia del comercio y la inversión. Entre el 2015 y el 2017 tan solo tres departamentos recibieron más del 60 por ciento de la inversión extranjera directa. Además, el país sigue invirtiendo poco en innovación. El gasto en investigación y desarrollo se ha mantenido cercano al 0,25 por ciento del PIB, muy
por debajo del promedio de la Ocde (2,35 por ciento) e incluso por debajo de otros países de América Latina, como Chile (0,39 por ciento). El sector privado tampoco está invirtiendo lo suficiente, con un gasto empresarial en este rubro del 0,11 por ciento del PIB, quince veces menos que el promedio de la Ocde.
Además de confirmar los desafíos del país en productividad, diversificación y sofisticación del aparato productivo, el estudio provee un conjunto de recomendaciones de política pública, entre las cuales el mensaje central es contundente: Colombia debe priorizar desde el más alto nivel la agenda de transformación productiva, con el esfuerzo fiscal que ello implica. Según el informe, el presupuesto anual de la política es demasiado bajo, con una cifra cercana al 0,04 por ciento del PIB. La Ocde sugiere, además de asegurar un compromiso político y presupuestal, avanzar en tres frentes estratégicos.
Primero, fortalecer las capacidades de planeación del Gobierno. Para esto recomiendan: crear incentivos para lograr un compromiso compartido en la asignación de presupuesto y la implementación de políticas; fortalecer las relaciones de las Comisiones Regionales de Competitividad con la institucionalidad nacional de productividad; redefinir el rol de la planeación en el Gobierno Nacional hacia una funcionalidad más operativa y orientada a resultados, e institucionalizar una función de prospectiva en el Departamento Nacional de Planeación para explorar problemas futuros e identificar nuevos desafíos y oportunidades.
Segundo, aprovechar el potencial de la productividad en todas las regiones mediante la definición de prioridades a partir de un enfoque impulsado por desafíos y necesidades locales; la creación de un fondo nacional de retos de innovación; el desarrollo de capacidades en regiones y territorios rezagados a partir de las capacidades de áreas líderes, y el complemento del enfoque actual de la PDP con una política de innovación y creación de soluciones basadas en conocimiento.
Por último, recomiendan activar los mecanismos para lograr un mayor beneficio del comercio y la inversión. Esto, mejorando la participación de Colombia en las Cadenas Globales de Valor; avanzando en la modernización de la infraestructura de calidad; e incrementando la coordinación estratégica entre políticas de desarrollo productivo, comercio e inversión.
Ahora está en discusión en el Congreso el Plan Nacional de Desarrollo. Es fundamental que estas recomendaciones se vean reflejadas en el articulado de la ley, con instrumentos concretos que disciplinen la política pública de desarrollo productivo y permitan re- solver los retos estructurales que hoy juegan en contra del bienestar de todos los colombianos.
Rosario Córdoba Garcés
Presidenta del Consejo Privado de Competitividad