Los nazis buscaron desestabilizar la economía británica durante la Seg u n d a G u e r r a Mundial y obligaron a prisioneros del campo de concentración de Sachsenhausen, a 35 kilómetros al norte de Berlín, a crear allí un taller de fabricación de moneda falsa británica para cumplir con ese objetivo.
El plan, bautizado como ‘Operación Bernhard’, que se abortó después, produjo más de 130 millones de libras esterlinas falsas entre 1943 y 1945 y que, según algunos, habrían sido arrojados sobre Inglaterra por aviones de la Luftwaffe.
Otros afirman que la operación se hizo de otra forma, con algunos éxitos importantes en la inyección del dinero falso en el mercado financiero británico pero, independientemente del modus operendi, lo cierto del caso, es que el sabotaje económico existió y que los más de 130 millones de libras esterlinas falsas estaban destinados a quebrar la economía del Reino Unido.
En la época, Gran Bretaña era especialmente vulnerable pues su esfuerzo de guerra se fundamentaba y sostenía en una economía global colonial, que se basaba en los territorios de la Commonwealth o la Mancomunidad de naciones, compuesta por 52 países que, a excepción de Mozambique y Ruanda, comparten lazos históricos en el Reino Unido y que hasta 1950 se sometían a la corona británica.
MONEDA GLOBAL
Entonces, la confianza en la integridad de la libra esterlina como moneda global, tanto dentro como fuera de la mancomunidad de naciones, era indispensable para sostener al Imperio Británico y, en consecuencia, el esfuerzo que hacía con la guerra, que durante los dos primeros años combatió en solitario.
Tal vez, por eso, los nazis evaluaron que ese podría ser el mayor torpedo que desestabilizaría y aniquilaría al Imperio Británico. El taller de falsificadores del campo de concentración de Sachsenhausen, también había empezado a producir dólares falsos cuando el avance de las tropas rusas, que lo obligó a trasladarse a Austria.
Las pruebas de la moneda norteamericana habrían terminado exitosamente el 22 de febrero de 1945 pero la orden de fabricar un millón de dólares falsos fue cancelada por la oficina de seguridad del Reich y los equipos desmantelados frente al avance aliado. La concepción de la ‘operación Bernhard’ es atribuida al oficial nazi Reinhard Heydrich; su aprobación , a l l í d e r d e l a s Schutzstaffel (escuadras de defensa) Heinrich Himmler; y su ejecución, a Bernhard Krüger, comandante de la unidad de asalto de las SS, según algunos expertos, aunque otros lo atribuyen a las maniobras de otros personajes del régimen.
Krüger conformó un equipo de 142 falsificadores con prisioneros originalmente del campo de Sachsenhausen y luego, como Burger, provenientes de otros campos.
TRATO ESPECIAL
Los prisioneros recibieron un trato especial como mantas, ropa de civil, cigarrillos y raciones extra de comida, según el Washington Post pero Burger dijo en una oportunidad al diario israelí Haaretz que, “de alguna manera, (estar ahí) era peor que Auschwitz porque sabíamos con certeza que al final nos matarían”.
Nacido en Velka Lomnica en 1917, hoy Eslovenia, Burger, un militante judío del Partido comunista, falsificaba en Bratislava certificados de bautizo para salvar a los judíos perseguidos por el régimen.
También pasaportes y todo tipo de documentación. Fue allí donde fue detenido por los Nazis en 1942 y posteriormente deportado a Auschwitz. Expertos dicen que pesaba 35 kilos cuando salió de allí y fue llevado al campo de concentración de Sachsenhausen, donde los nazis aprovecharon su talento falsificador, junto con el de otros tipógrafos judíos. Cuando se fortalecía la victoria de los aliados, Burger fue llevado al campo de concentración Ebensee, en Austria, del que fue liberado o, finalmente, huyó, aprovechando el caos producido por el avance de las tropas aliadas. Cuando llego a Praga en 1945 él mismo le contó a la policía checoslovaca sobre su participación en uno de los mayores sabotaje económicos de la historia.
LIBRO AUTOBIOGRÁFICO
Burger escribió ‘El taller del diablo’, un libro autobiográfico, que fue llevado al cine en 2007 como ‘Los falsificadores’ y que ganó el Óscar ese año como la mejor película en lengua inglesa.
Se trató de una coproducción austroalemana, dirigida por Stefan Ruzowitzky e interpretada por Karl Markovics y August Diehl, entre otros. Cuando salió la película Burger tenía 90 años, seguía siendo uno de los pocos supervivientes del Holocausto y del horror nazi y continuaba luchando por dar a conocer su experiencia al mundo. Su lucha había comenzado el 5 de mayo de 1945, cuando salió del campo de Ebensee. Lo más curioso de todo es que los ingleses nunca aceptaron la falsificación.
Al comenzar los juicios por crímenes de guerra fiscales norteamericanos presentaron algunos detenidos para ser juzgados por varios delitos y por falsificación pero, ellos desestimaron los cargos, pese a que en la época continuaban circulando billetes falsos por todo el mundo. Lo mismo sucedió en Núremberg, donde pasaron detenidos que participaron de la ‘Operación Bernhard’ pero los ingleses se opusieron a que se les juzgara por esos supuestos.
Gloria Helena Rey
Especial para Portafolio
Tendencias
12 ene 2017 - 4:58 p. m.
Adiós al último falsificador del ‘taller del diablo’
Adolf Burger, quien acaba de morir a los 99 años en Praga, fue obligado por los nazis a participar en uno de los mayores sabotajes de la historia.
POR:
Gloria Helena Rey
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