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29 abr 2020 - 3:56 p. m.

Así se ha visto afectada la cadena de abastecimiento por la cuarentena

El consumo de productos frescos durante la cuarentena es la línea de oxígeno que el sector agro necesita.

Abastecimiento

Desde un Centro Logístico coordinado por el Gobierno se garantizará el abastecimiento de bienes básicos.

Archivo particular

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Portafolio

Desde la entrada en cuarentena de Bogotá el pasado 20 de marzo y, del país el 24 de marzo, la cadena de abastecimiento del suministro de alimentos se ha visto afectada.

(Abastecimiento de insumos para cultivos está garantizado). 

Pese a que una gran parte de la demanda institucional se ha mantenido, otros sectores, como las industrias del entretenimiento, la hotelería y turismo, y los restaurantes han sentido el efecto de la crisis del Covid-19. De igual manera, los hogares que viven del diario se han enfrentado a una drástica caída de ingresos, disminuyendo la adquisición de alimentos, mientras que los demás hogares han acumulado alimentos y productos no perecederos a costa de reducir la frecuencia y cantidad de compra de los perecederos.

Esta disminución de la demanda se ha agravado, porque algunos operadores de la cadena como coteros, dueños de establecimientos mayoristas y minoristas suspendieron sus actividades, dificultando la operación de cargue, descargue y distribución en la cadena de abastecimiento y, en consecuencia, afectado la llegada hasta el cliente final. Esto se ha reflejado en la dificultad de encontrar alimentos en muchos barrios de Bogotá.

CORABASTOS: CENTRAL DE ABASTECIMIENTO 

La única central de abasto de la capital del país – Corabastos – es uno de los nodos más importantes dentro de la cadena de suministro de frutas, verduras, tubérculos y raíces. Allí llegan alimentos frescos de muchas procedencias y se redistribuyen a detallistas, instituciones y a otras plazas mayoristas del país.

Inaugurada en la década de los 70, Corabastos fue dimensionada para satisfacer la demanda de 2,5 millones de habitantes. Actualmente el área Metropolitana de Bogotá supera los 9 millones de habitantes y esta plataforma no ha sido ampliada, pese a diferentes estudios que recomiendan el desarrollo de otras plataformas logísticas.

La central de abasto funciona las 24 horas al día y siete días a la semana. Su operación es manual y no existen muelles para cargue y descargue de camiones. Los coteros descargan los camiones, ingresando varios a la vez al camión y cruzándose entre ellos. Estas condiciones ponen en riesgo de contagio no solo a los trabajadores de la Central, también a los consumidores finales, dado que de allí se distribuyen alimentos para toda la ciudad.

En la plaza mayorista el volumen diario de compras ha bajado, el despacho a otras plazas está disminuido esencialmente por la falta de demanda, mientras que la compra de algunos suntuarios como fresas, champiñones y hierbas aromáticas está desapareciendo. La demanda se centra en lo básico. El problema socioeconómico que este desajuste crea para el agro en Colombia es gigante. Por esto, es necesario adoptar medidas inmediatas para garantizar la continuidad de las cadenas de suministro de alimentos de manera que, se minimice el riesgo de desabastos de alimentos y de crisis económica para el campo, que podrían tener consecuencias mucho mayores para la sociedad a mediano y largo plazo.

¿QUÉ SE PUEDE HACER?

Las soluciones que se implementan se deben concebir como sociedad, buscando la sinergia entre la ciudad y el campo y garantizando la seguridad alimentaria de la nación.

De acuerdo con la FAO, la continuidad de esta cadena es uno de los más importantes retos logísticos durante la crisis de COVID-19. Es necesario que se generen los mecanismos, protocolos y cuidados apropiados de manera que los alimentos se puedan transportar a través de las fronteras sin restricción alguna y de conformidad con las normas actuales de inocuidad alimentaria. Es por lo tanto urgente extremar normas de protección personal, normas de higiene general de la central y demás acciones que minimicen la concentración de un foco de contagio.

Si bien a nivel nacional y local se han definido estrategias para garantizar la alimentación de la población vulnerable, es urgente que se definan políticas, estrategias y acciones para el desarrollo y la permanencia de la capacidad productiva de los pequeños agricultores. Dado que no hay certeza acerca del tiempo que durará la cuarentena, ni el tiempo estimado para la reactivación de los sectores afectados, es indispensable proponer una alternativa de distribución a los sectores vulnerables de la ciudad consistente en una canasta básica de frutas verduras y tubérculos.

Hoy en día es necesario que tanto organizaciones públicas, privadas, agricultores, operadores logísticos y empresas, se unan y se generen los procedimientos logísticos y protocolos de manejo necesarios para que, a cada familia vulnerable, se le haga entrega de esta canasta durante el tiempo que dure la cuarentena, de manera que se garantice la operación de la cadena de abastecimiento, al mismo tiempo que se apoya la producción agrícola y se protege la población vulnerable y a la sociedad en general.

Jorge Carulla
Nubia Velasco, profesora asociada, Facultad de Administración, Universidad de los Andes 
Veneta Andonova, Decana, Facultad de Administración, Universidad de los Andes


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