La próxima aparición de los vehículos semiautónomos, con piloto automático asistente, o completamente autónomos, sin chofer, que se prevé estarán listos en cinco años, obligará a realizar muchos cambios, en campos como las comunicaciones, la infraestructura vial, las regulaciones del transporte, etc.
Pronto se volverá común oír hablar de conceptos como V2V, V2I y V2X, en referencia a la conexión de Vehículos con Vehículos, Vehículos con Infraestructura, y Vehículos con el Medio Ambiente, entre otras cosas.
En estas materias, precisamente, está ocurriendo toda una simbiosis, entre ensambladores de carros, fabricantes de autopartes, centros de planificación y logística, y el mundo científico.
Investigación para evitar accidentes en las vías
Los investigadores anticipan que gracias a estas nuevas tecnologías se podrán evitar muchas muertes de personas en accidentes de tránsito; atender con mayor celeridad las congestiones del tráfico urbano y los cuellos de botella del transporte de carga; la movilidad en las ciudades podrá ser más fluida, y se ahorrará en combustibles; al tiempo que se atenuarán los efectos sobre el medioambiente.
Pocos se quieren quedar atrás y son numerosas las iniciativas en dichos campos. Gremios que estaban casi en el anonimato, pero con gran visión, resurgen, como la Sociedad Americana para el Transporte Inteligente, la Coalición para los Carros Inteligentes, el Consejo para la Industria de la Tecnología de la Información, la Sociedad de Ingenieros de Automóviles, para citar solo algunos.
CENTROS DE ESTUDIO A NIVEL MUNDIAL
Se han emprendido todo tipo de alianzas, entre las propias ensambladoras de automóviles; fabricantes de autopartes y productores de ‘software’; entre otras. Todos convergen hacia los principales centros de investigación a nivel mundial, como es el caso de la Universidad de Stanford, la Universidad Carnegie Mellon, entre muchos. De esta última, surgió por ejemplo, la firma Ottomatika, pionera en la investigación de carros autónomos, y recientemente adquirida por la empresa Delphi, líder en la fabricación de componentes electrónicos. Otro activo actor es la empresa Bosch, precursora en sistemas de navegación y radares. Empresas como Toyota que ha desembolsado 50 millones de dólares a Stanford y el MIT; el grupo Wolkswagen, que se ha acercado a Silicon Valley y Audi. Todos sostienen que la idea central es dotar los carros y casi enseñarlos a manejarse solos.
CARROS CADA VEZ MÁS INTELIGENTES Y MEDIDAS A TOMAR
Solo dos de las compañías mencionadas cuentan en sus plantas con más de 30 mil ingenieros de ‘software’; la industria de partes electrónicas es su complemento. La meta es armar entre 8 y 12 mil componentes, para hacer carros más inteligentes. El gran problema, observan, está en la administración pública, en los centros de planeación. Para atender uno solo de tantos aspectos, el Congreso en Washington puso en trámite varios proyectos de ley, el gobierno de California, ha expedido la primera licencia de conducción para carros con piloto automático, Y, más global aun, se requiere modificar la Convención de Viena, de 1968, sobre circulación y seguridad vial, que únicamente contempló el manejo de un vehículo automotor, bajo la dirección de un conductor, de carne y hueso, además se deberán concebir vías y señales de tránsito, que operen en armonía con las fuentes digitales. Finalmente, hay consenso en que estos carros serán mucho más atentos, prudentes, disciplinados, y más rápidos en la toma de decisiones, que el ser humano en sano juicio.
Germán Duque
Miami