El espacio entre sillas en los aviones es cada vez menor. Claro, desde hace un tiempo algunas aerolíneas en el mundo han optado por disminuir el tamaño de sus asientos con el objetivo de ampliar el número de cupos y poder competir con precios.
Pero lo que pasó el pasado domingo en un avión de la estadounidense United Airlines era algo que se veía venir.
Un vuelo que conectaba a Newark con Denver tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en la mitad de su trayecto por una fuerte pelea y discusión entre dos pasajeros.
Todo se desató cuando un hombre de 48 años instaló un dispositivo para bloquear el asiento de adelante y, así, imposibilitar la reclinación de esa silla, con el fin de poder trabajar comodamente en su portátil.
De nada sirvió que un asistente de vuelo intentara persuadirlo para que quitara ese bloqueo. Al no poder recostar su silla para descansar durante el vuelo, indispuso a la mujer sentada delante de él, por lo cual no solo le hizo un reclamo de manera airada, también procedió a echarle una taza de agua encima.
La discusión que estalló entonces fue tan caliente e intensa que el capitán del vuelo tuvo que cambiar de curso y aterrizar en Chicago para hacer bajar a los pasajeros en disputa.
Luego, el vuelo continuó su viaje, llegando a Denver con un retraso de más de una hora y media.
EL 'KNEE' DEFENDER
Todo el que se ha subido en un avión sabe que nada incomoda más que tener que soportar las rodillas de otro en la espalda.
Para evitar esa situación y dar el ‘primer golpe’ de astucia, y antes de que comenzara el vuelo, se subió el pasado domingo un hombre cuyo destino era Denver.
Según señaló el diario New York Post, el pasajero en cuestión puso un ‘knee defender’ (defensor de rodillas), un aparato que impide que el viajero de adelante recline su asiento.
Entonces, la mujer afectada no recibió muy bien el no poder recostarse a gusto y decidió lanzar un vaso de agua a la cara de su vecino y, en este caso, su contrincante. El vuelo 1462 tuvo que aterrizar en Chicago.
Nadie pudo acabar con la discusión. Una de las azafatas pidió al hombre que quitara el aparato, prohibido en las grandes aerolíneas estadounidenses, pero él se negó, alegando que necesitaba el espacio para utilizar su portátil. Fue en ese momento cuando la pasajera decidió tomar cartas en el asunto y le lanzó un vaso de agua a la fuente de su tormento.