Sudáfrica, conocida por sus reservas de animales, es también un destino de predilección para los cazadores, por lo que autoridades y los profesionales quieren desarrollar esta actividad de imagen negativa, pero que aporta al país divisas y empleos.
“La industria de la caza contribuye de forma significativa a la economía del país”, subrayó la ministra del Medio Ambiente, Edna Molewa, al abrir esta semana un coloquio dedicado al tema, en Sun City (norte).
“El Gobierno reconoce que la ganadería de animales salvajes y la caza aportan una contribución importante a la protección del medio ambiente, al desarrollo del turismo y la creación de empleos en las zonas rurales” donde la mayoría de la población está sin trabajo, insistió.
Sudáfrica cuenta con más de 10.000 explotaciones comerciales especializadas en la ganadería de animales salvajes, que cubren casi el 17 por ciento de la superficie del país.
El negocio de ofrecer presas a los cazadores suma 8.000 millones de randes (920 millones de dólares) de volumen anual, apenas menos que las frutas y verduras.
“El volumen de negocio del sector creció un 20,3 por ciento anual en promedio en los quince últimos años”, subraya Gert Dry, presidente de la asociación de ganaderos.
Según Melville Saayman, investigador en la Universidad del Noroeste, los cazadores han gastado en 2010 -última cifra conocida- unos 6.200 millones de randes (713 millones de dólares) y empleado a 140.000 personas.
El grueso del grupo son cazadores locales que se interesan sobre todo en la carne: hombres blancos que viene de Gauteng (la región de Johannesburgo y Pretoria), hablan afrikáans y cazan en el Limpopo (norte). Sus presas favoritas son todos los tipos de antílopes.
CAZA EN CIFRAS
Los 5.673 extranjeros que fueron a cazar a Sudáfrica en 2010 venían, en su mayoría, de Estados Unidos, Dinamarca, Suecia y Noruega.
Mataron 31.556 animales, con una preferencia por los leones, por delante de los rinocerontes blancos, los kudus y los búfalos.
Se trata de personas adineradas, dado que son necesarios 22.000 dólares solo para tener el permiso de dispararle a uno de los 500 leones cazados cada año en el país.
Estos cazadores gastaron unos 600 millones de randes (70 millones de dólares) en 2010.
Pero “la cifra está subestimada y debería ser mucho más elevada” porque no incluye los gastos como la taxidermia, estima Saayman.
En Sudáfrica se puede cazar en dominios privados, aunque también en algunos parques públicos del noroeste y en reservas que lindan con el célebre parque nacional Kruger, y comparten los animales desde que las vallas fueron abolidas en los 90.
“Creo que debemos posicionar a nuestro país como destino para la caza, mucho más que lo que hacemos ahora”, asegura el universitario Melville Saayman, cazador habitual.
Sin embargo, los profesionales se enfrentan a un problema de imagen: deben convencer de que una caza con reglas no es mala para la supervivencia de las especies, sobre todo dado que los explotadores privados, propietarios de los animales, no tienen ningún interés en perder su capital.
DEFENSA ANIMAL
Los defensores de los derechos de los animales que hacen campaña en contra de la caza no son necesariamente defensores del medio ambiente, según Stephen Palos, presidente de la Confederación de las Asociaciones de
Sudáfrica. Los defensores denuncian que hay prácticas controvertidas. Por ejemplo, tras haber crecido en cautiverio, los leones son a menudo soltados, hambrientos, solo cuatro días antes del día de caza, en un espacio desconocido en el que tienen pocas posibilidades de escapar.