1. Hay una grave escasez de lugares para estos barcos de lujo. Es una simple cuestión de oferta y demanda: el número de mega yates ha aumentado, pero el número de puertos deportivos ha seguido igual, según la publicación de la industria The Superyacht Report.
2. Encontrar a las personas adecuadas para manejar el estrés es, en sí mismo, estresante. Los millonarios necesitan un abogado, un contador, por lo menos un ama de llaves, una niñera, un chef, chofer, un jardinero, decorador, asistente personal, personal de seguridad y, posiblemente, una tripulación para un yate o avión.
3. Los padres de niños multimillonarios gastan inimaginables sumas de dinero en tutores, clases de lenguaje y comportamiento, y en consultores para asegurarse de que sus hijos entren a los mejores preescolares. Y si todo da resultado, los padres tienen que hacer un fuerte desembolso: los preescolares privados de élite en la ciudad de Nueva York pueden costar hasta 40.000 dólares al año.
4. El punto de viajar en avión privado es evitar las esperas, e ir y venir como bien te parezca. Pero para algunos ricos, eso no es tan sencillo como parece. Eso es lo que ocurrió en el Super Bowl de este año, cuando el pequeño aeropuerto de Nueva Jersey para aviones privados, al juego, tuvo que lidiar con un gran embotellamiento, por lo que quienes están acostumbrados a despegar y aterrizar a su antojo, tuvieron que esperar para salir o llegar.
5. Incluso los viajes de vacaciones pueden ser estresantes para los súper ricos. Es difícil relajarte cuando tienes que pensar en reservar el viaje de navidad del próximo año mientras llegas a tu destino de este año. Muchas de las mejores suites en Aspen o San Bartolomé se reservan por adelantado.