El mismo hombre que compró y vendió mil cuadros del pintor Claude Monet también compró miles más de otros pintores impresionistas: 1.500 de Pierre August Renoir; 800 de Camille Pisarro; 400 de Edgar Degas e igual número de Mary Cassals, Manet, Boudin, Sisley.
Paul Durand-Ruel, un emprendedor y visionario comerciante de arte de París, no solamente lleva el crédito de haber descubierto y apoyado a la mayoría de los pintores impresionistas y rescatado el impresionismo de los márgenes del mundo del arte, sino también de ser el más importante pionero en la creación del mercado de arte como lo conocemos hoy.
La historia comienza en Londres en 1871, no en Francia, donde los pintores impresionistas en el inicio del movimiento fueron rechazados por el establecimiento artístico y ridiculizados por los críticos, que incluso los calificaron de ‘lunáticos’.
El éxito económico que vino más tarde no fue gracias ni a Francia ni a Inglaterra, sino a la economía estadounidense en expansión.
Durand-Ruel conoció a Monet en Londres, donde ambos eran refugiados de la guerra franco-prusiana. Al comerciante le gustó tanto el trabajo del empobrecido Monet que le compró los 23 lienzos que el pintor le mostró durante ese primer encuentro, y por los que pagó 35.000 francos.
Monet le presentó a su compañero artista expatriado Camille Pisarro. Y a través de ellos vinieron todos los demás: Morisot, Manet, Sisley, Degas, Renoir.
Después de regresar a Francia y durante la década de 1870, Durand-Ruel fue el patrocinador más importante del movimiento, a pesar de su tragedia personal, cuando su esposa murió y él quedó con cinco hijos pequeños y el hecho de que estuvo cerca de la quiebra varias veces.
“Mi locura ha sido sabiduría”, escribió cuando tenía 89. “Pensar que si me hubiera muerto a los 60 habría sido en bancarrota y rodeado de una gran cantidad de tesoros subestimados”.
Lo que Durand-Ruel hizo fue “darle valor a algo que nadie quería”, señala el Financial Times. “Con un ojo brillante y nervios de acero fué el primero en hacer un negocio del arte contemporáneo y durante años fue el único que vendió y a menudo el único que compró los impresionistas”. A pesar de que no hablaba inglés cuando decidió atravesar el Atlántico hacia los Estados Unidos en 1886, a las pocas semanas de haber llegado a Nueva York había vendido más de 300 pinturas que había llevado en las 43 cajas que lo acompañaron en la travesía
“Los estadounidenses no se ríen, ellos compran” les escribió a sus pintores cautelosos en Francia que tenían dudas acerca de venderle a los ‘Yankees’. “No es cierto que los gringos son salvajes. Por el contrario, son menos ignorantes, de mente menos cerrada que nuestros coleccionistas franceses”.
‘EL HOMBRE QUE VENDIÓ MIL MONETS’
A lo largo de sus años de éxito, le gustaba repetir que “sin los Estados Unidos me hubiera quedado arruinado”. Él es también la razón por la que los Estados Unidos, después de Francia, es el país que tiene más pinturas impresionistas.
Entre 1891 y 1922, Durand-Ruel adquirió más de 12.000 pinturas y es a su genio que la National Gallery en Londres ha dedicado una exitosa exposición que estará abierta hasta el 31 de mayo, Inventando Impresionismo: El hombre que vendió mil Monets, que incluye 85 de las obras maestras impresionistas más admiradas y conocidas en el mundo y que pasaron por las manos del maestro comerciante.
Inventando Impresionismo incluye entre otros famosos los tres cuadros de parejas bailando de Renoir que raramente se pueden ver juntos como estaban colgados en la pared del apartamento de Durand-Ruel en París, porque ahora están en diferentes museos, los cuadros de las carreras de caballos y del ballet de Edgar Degas, varios de las series de flores de Monet, así como los que hizo de su esposa Camille, y una serie de retratos que se ven raramente porque están en colecciones privadas y que pertenecían a la colección personal del comerciante, como los de sus hijos pintados por Renoir. Muchos de los Renoir que estaban en el apartamento de Durand-Ruel fueron vendidos por sus hijos a precios sin precedentes a compradores estadounidenses poco después de su muerte en 1922. Dos hermanas, que había comprado por 1.500 francos en 1881, fue vendido por 100.000 en 1925.
“Sin Durand nos hubiéramos muerto de hambre, todos los impresionistas”, dijo Monet, quien vivió para ver esas transacciones. “Le debemos todo”.
Cecilia Rodríguez
Especial para Portafolio