El ciudadano global o ciudadano del mundo hacen parte de una comunidad internacional emergente que a partir de sus acciones buscan fomentar valores y prácticas que influye en los líderes mundiales y tomadores de decisiones para contribuir con una mejor y más inclusiva sociedad.
(Las 5 habilidades de un líder integral).
En la esfera de los negocios, esta definición ha cobrado importancia en la medida que las compañías lo utilizan para evidenciar y resaltar sus compromisos con la responsabilidad social, promover la sustentabilidad, generar sociedades más igualitarias, contribuir al cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, entre otros. Además, podrían beneficiar a las organizaciones al aumentar crecimiento, mejorar el alcance del negocio y fomentar redes colaborativas en diferentes países.
En este contexto es importante que las organizaciones puedan comprender como comenzar a desarrollar el concepto de ciudadano global y cuáles podrían ser las estrategias con sus respectivos beneficios.
Para comenzar, es importante determinar una causa que sea a fin y de interés para la compañía y que involucre a los empleados en su fomento; con el fin de generar impacto y posicionamiento en el mercado a partir de su activismo en el apoyo de la causa. Para seleccionar la causa que promoverá la institución, se pueden analizar las tendencias mundiales y familiarizarse con alguna situación relacionada con el tipo de negocio que se maneja. Una vez se defina la causa a fin a la compañía se debe analizar estrategias para que el negocio se favorezca por estar apoyando la causa y esto pueda ser una posibilidad para incrementar ventas, mercados o mejorar percepción del público en general, donde se pueden utilizar redes sociales, ofrecer patrocinios a eventos o involucrarse a nivel local trabajando por la causa.
El emprendimiento social también puede ayudar afianzar a la compañía en temas de ciudadanía global al poder aportar en el desarrollo de soluciones innovadoras para los problemas sociales y/o ambientales. En este ámbito las organizaciones pueden crear sus propias iniciativas con el fin de impactar y generar crecimiento de marca, lo cual se maneja a través de compras de productos donde por cada venta se dará un porcentaje para apoyar este tipo de causas, certificaciones, proyectos y/o iniciativas a corto plazo o lanzar un startup sin fines de lucro o una nueva línea de productos o servicios o campaña que generen conciencia social, lo cual podría mostrar y generar impacto en torno a los problemas globales, evidenciando el interés de la compañía en estos temas y posicionándose como una empresa socialmente responsable.
La creación de redes puede ser otra posibilidad para fomentar la ciudadanía global, donde se debe tener precaución frente a las diferencias culturales en el momento de establecer contactos internacionales. Sin embargo, el tema de redes lo que busca es construir relaciones, esforzarse por alcanzar objetivos comunes, comprender las diferencias, mostrar cómo se trabaja por las causas sociales y ocasionalmente exponerse cuando otros no lo hacen. Para trabajar estos espacios es importante la flexibilidad y lograr mostrar como la organización participa de forma activa en la causa seleccionada a partir de sus opiniones o patrocinios a actividades locales o internacionales.
La ciudadanía global también requiere que las compañías se mantengan comprometidas con sus objetivos a largo plazo. Esto significa que sin importar las circunstancias que implican trabajar por la causa a fin existe un interés que se mantiene y se va generando impacto mientras se consolidan los resultados por el objetivo. En este contexto, cada vez que se inicie un proyecto o implemente una solución se debe analizar el panorama cambiante en el área, la flexibilidad que debe tenerse en cuenta en un entorno fluctuante y cuál será el impacto en el tiempo. No importa qué tan grande o pequeño sea el proyecto, es importante considerar cómo será su finalización y los resultados esperados para la organización o negocio específico.
Así, el concepto de ciudadano global se viene consolidando especialmente por las nuevas tecnologías que garantizan una comunicación constante e intercambio de información y oportunidades. Estos elementos, son importantes para las organizaciones y los negocios en la medida que las redes sociales, los consumidores responsables y la presión social puede generar resultados relacionados con la imagen de la compañía, donde la participación en causas sociales y/o ambientales o problemas de coyuntura puede lograr efectos positivos que se pueden convertir en factores claves para el crecimiento de los negocios y una mayor fidelización de los clientes.
Finalmente, la ciudadanía global es una filosofía que no tiene por qué ser una meta fuera de alcance o un conjunto de relaciones públicas; es una opción diferente para mostrar intereses diferenciados a los comerciales en las organizaciones, que permite generar nuevas oportunidades en todos los ámbitos, aumentar el espectro de actuación de las empresas sus productos y servicios y en muchos casos la expansión del negocio y cambios de percepción frente a la imagen de la compañía.
Clara Inés Pardo Martínez, PhD. Profesora Titular de la Escuela de Administración, Universidad del Rosario.
Especial para Portafolio.co