Un colombiano, un francés y un iraní se encuentran en un bar en Moscú. ¿Qué idioma hablan? English, of course.
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Tales encuentros se ven replicados todos los días en todas partes del mundo con el inglés como denominador común.
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Poco a poco, sin hacer ruido, el idioma ha invadido el mundo a tal punto que ya no hay caso resistir.
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‘Ineludible’ es la palabra usada en un reciente artículo del diario Guardian de Londres que también califica la invasión de ‘gigante’, ‘matona’, ‘escandalosa’ y ‘ladrona’.
El inglés es hoy el lenguaje de los negocios globales, la diplomacia, el internet, la ciencia, la navegación estelar, los estudios médicos y prácticamente cualquier otro estudio, las publicaciones científicas, el comercio internacional. Es el boleto de oro para viajar y en el mundo de la educación.
Aproximadamente 400 millones de personas lo hablan como primer idioma y mil millones más lo conocen como lengua secundaria. Es un idioma oficial en al menos 59 países y la lengua franca no oficial de docenas más.
Ningún idioma en la historia de la humanidad ha sido utilizado por tantas personas ni ha abarcado tanto del mundo y, a medida que avanza en su conquista, va dejando a su paso un reguero de dialectos muertos e idiomas olvidados.
Inclusive, los franceses tan defensivos tradicionalmente de su mono-linguismo están desesperadamente mejorando su ingles y no es solo en Francia. En los últimos años, el número de europeos que hablan inglés se ha disparado sobretodo entre las nuevas generaciones quienes, desde Estocolmo hasta Eslovenia, hablan con una competencia que puede rivalizar con el habla nativa.
Alrededor del 80% de los estudiantes de primaria en el continente lo estudian y el 94% de los estudiantes de secundaria toman inglés, más que todos los demás idiomas extranjeros combinados.
No es tan diferente en el resto del mundo. De China a Colombia, el conocimiento de la lengua ha subido exponencialmente para responder no solo al turismo creciente, sino a la internacionalización de los negocios, el comercio, las conferencias y simposios y, desde luego, la educación sobre todo a nivel universitario y de posgrado.
Más y más universidades en los distintos continentes ofrecen un número cada vez mayor de grados de licenciatura, maestría y doctorados impartidos íntegramente en inglés. En 2009, se ofrecían alrededor de 55 carreras en ingles en Europa continental; en 2017, había mas de 2.900.
Desde siempre hemos visto programas de televisión y películas en inglés, pero generalmente dobladas a la lengua de los distintos países. Ahora todos podemos mirar Netflix en inglés subtitulado, lo cual es, en la practica, un curso virtual de inmersión en inglés. Y ni hablar de la música y las canciones.
La creciente influencia anglófona es igualmente evidente en la forma de cómo el vocabulario se ha infiltrado en los otros idiomas. Durante un milenio o más, el inglés fue un gran importador de palabras, absorbiendo vocabulario del latín, griego, francés, hindi, náhuatl y muchos otros.
Sin embargo, en el siglo XX, cuando Estados Unidos se convirtió en la superpotencia dominante y el mundo se volvió más conectado, los anglicismos se multiplicaron en las demás lenguas y el inglés se convirtió en un exportador de palabras.
Y no solo de palabras, una investigación reciente demuestra que durante los últimos 50 años la sintaxis de varios idiomas ha cambiado para reflejar los patrones del ingles, por ejemplo, en el uso de adjetivos antes de los sustantivos.
Internet y las redes sociales han abierto el mundo a los usuarios y el idioma digital es ingles. Los recientes movimientos sociales han surgido gracias a internet y su alcance mundial y anglófono.
Este año una jovencita sueca de 16 años que habla perfecto ingles logró inspirar a otros jóvenes de muchos países a protestar contra el cambio climático. Desde Lisboa hasta Méjico, los carteles hechos por los manifestantes estaban escritos en inglés.
Hay peligros relacionados con esa hegemonía. No solo es el hecho de que se ha aceptado naturalmente y rara vez se cuestiona. Por el contrario, se ha convertido en una aspiración y es una ventaja en el mundo laboral y académico. Protestar contra esa epidemia es como gritarle a la luna.
Algunos trabajos requieren ‘perfecto inglés’, pero en el mundo corporativo un ‘buen inglés’ se ha convertido en requisito básico y no simplemente una ventaja personal. Como saber usar Excel, por ejemplo.
El recientemente acuñado término ‘anglo-globalismo’ es comparado con el dólar en la economía, que sirve como el medio a través del cual el conocimiento puede ser traducido de lo local a lo global.
A medida que el inglés se extiende como ‘idioma universal’ el mundo se vuelve más homogéneo. Lo que lo hace universal es que ha logrado convertirse en la lengua más hablada en el mundo, adelante del chino mandarín y el español. El inglés se habla en 101 países, mientras que el árabe se habla en 60, el francés en 51, el chino en 33 y el español en 31.
Cecilia Rodríguez
Especial para Portafolio