La industria de alimentos y bebidas de Colombia no es ajena ni indiferente frente a los problemas de sobrepeso y obesidad, y las enfermedades crónicas no transmisibles asociadas a estos, prevalencias que se están incrementando en el mundo. Bajo esa conciencia estamos comprometidos con lo que está en nuestras manos aportar para prevenir tales problemas.
La prevención es un esfuerzo conjunto de la sociedad, en la que el Gobierno, la academia, la industria, la comunidad médica y los propios consumidores estamos llamados a cumplir un papel, cada uno en su ámbito de acción.
Desde la industria estamos determinados a ejercer el papel que nos compete dentro del complejo y multifactorial universo determinante del desarrollo de las enfermedades crónicas no transmisibles. Para ello, trabajamos en los frentes de mayor impacto dentro de nuestras áreas de influencia.
Ese trabajo se refleja no solamente en compromisos sino en acciones concretas adelantadas, conjunta e individualmente, por las empresas del sector cuya difusión ha resultado en ocasiones tímida, lo que probablemente ha permitido que se pasen por alto importantes aportes de la industria de alimentos y de bebidas para el bienestar de la sociedad.
Hoy, en el contexto del Foro Académico “Realidades y propuestas para adoptar estilos de vida activos y saludables” –otra de la iniciativas que emprende esta industria con el propósito de generar bases para el bienestar– queremos recapitular sobre algunos de esos compromisos que se vienen materializando en acciones, sin pretensión distinta que su conocimiento o recordación por los consumidores, razón de ser de nuestra actividad.
En primer lugar, las empresas de alimentos y bebidas permanentemente amplían su portafolio de productos e innovan para poner a disposición de los consumidores colombianos una amplia oferta de alimentos y bebidas, lo que permite a estos la escogencia entre una variedad de productos aptos para los diversos gustos y las necesidades propias de cada estilo de vida. La innovación es el eje central de esta determinación y, además, el instrumento fundamental para mejorar la disponibilidad y accesibilidad de los alimentos y bebidas en todos los estamentos sociales y rincones del territorio.
En el ámbito de la publicidad, las empresas del sector han adoptado políticas para ejercer esta actividad de manera responsable y con los más altos estándares éticos. Particular atención se presta a la publicidad relacionada con productos que pueden ser consumidos por niños, niñas y adolescentes. Y, adicionalmente, hemos adherido de manera colectiva a los compromisos del Código Colombiano de Autorregulación en Publicidad, y hoy formamos parte de la Comisión Nacional encargada de velar por su cumplimiento. Esta industria reconoce y asume la responsabilidad que tiene frente a la publicidad que utiliza y el impacto que esta tiene, por tanto, permanentemente revisa sus estándares publicitarios, especialmente en la publicidad relacionada con los productos para niños, niñas y adolescentes, con el fin de contribuir prioritariamente en la prevención de la obesidad en ese grupo de población.
El etiquetado completo y claro de los productos, acompañado de la debida información, educación y comunicación a los consumidores, es un objetivo primordial de la industria de alimentos y bebidas. No solamente se han adoptado sistemas de etiquetado nutricional sencillos de leer y de entender, que al mismo tiempo entreguen la mayor cantidad de información a los consumidores, y se ha implementado en muchos casos su utilización en la cara frontal de los empaques y en un tamaño que no puede pasar desapercibido por el consumidor; también estamos empeñados en difundir ampliamente y educar a los consumidores en la lectura, comprensión e identificación de la información nutricional relevante que suministramos tanto en las etiquetas como en la publicidad de nuestros productos, de manera que esta sea comprensible y comparable, lo que permite decisiones de consumo informadas y adecuadas para una alimentación balanceada y acorde con las condiciones individuales y particulares de los consumidores.
Estamos determinados a informar y educar al consumidor en la lectura de los etiquetados de los alimentos. En muchas circunstancias e instancias se habla de esto pero se implementa poco. Otras veces, las acciones que parecieran buscar este objetivo terminan satanizando alimentos y nutrientes que cumplen funciones importantes en la alimentación.
Ni lo uno ni lo otro. Ni la información incompleta o engañosa ni la desinformación benefician a los consumidores.
En este aspecto, en el marco del Foro que nos congregó el 17 de septiembre, hemos lanzado un proyecto con el cual buscamos consolidar y llevar a cabo como sector una tarea que las empresas vienen ejerciendo en forma aislada, cuyo objetivo es llegar masivamente a los consumidores con educación e información para darle el mayor despliegue y difusión a las premisas clave del etiquetado, determinantes de la decisión de consumo. Para ello hemos diseñado unos personajes y les hemos dado vida a través de parlamentos sencillos, agradables y, ante todo, informativos y educativos, que lleguen de manera fácil a la población de todas las edades y, casi que sin darse cuenta, los ciudadanos interioricen las premisas del etiquetado nutricional, de manera que su lectura se vuelva parte de la cotidianidad a la hora de escoger los alimentos para un consumo balanceado y con sentido.
Por último, queremos mencionar el empeño de la industria de alimentos y bebidas para la promoción constante y sostenible de la adopción de hábitos de vida saludables. Todos sabemos que solamente la combinación de actividad física suficiente con una alimentación balanceada y variada, en las proporciones y porciones adecuadas, tendrá un impacto tangible en la disminución de los índices de sobrepeso y obesidad en la población colombiana.
A este respecto, hemos adelantado campañas educativas tanto en instituciones como en sitios públicos, de manera que, en el primer caso, los estudiantes se convierten en los promotores y líderes de la adopción de hábitos saludables en sus hogares, y, en el segundo, hacemos caer en cuenta a las personas que modificando pequeños hábitos cotidianos pueden tener una vida mejor, más saludable y feliz. Ello se suma a las innumerables acciones que día a día adelantan las empresas del sector, empezando por sus propios funcionarios, para hacer de sus instalaciones y de su ambiente laboral un espacio saludable, sano y agradable para trabajar.
En todo este contexto, entendemos y hemos insistido en que, dado que el sector de alimentos y bebidas es muy amplio y en él predominan las micro y pequeñas empresas, también estamos comprometidos a capacitar y a apoyar a las empresas más pequeñas para que se decidan a entrar en todas estas iniciativas y puedan adaptarse paulatinamente a las acciones que la industria de alimentos y bebidas ha decidido emprender, en el entendido de que la contribución del sector debe ser un propósito común y no de un segmento del mismo, pues de poco sirven las acciones de una parte de la industria si la mayor parte de la misma se queda atrás.
La industria de alimentos y bebidas, representada en la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, es un conjunto de empresas comprometidas con el bienestar de los colombianos. En el mundo, este sector desempeña un papel fundamental en la seguridad alimentaria y nutricional, además de los múltiples beneficios y ganancias que se externalizan hacia la sociedad gracias al desarrollo y crecimiento de esta industria.
Es, por lo tanto, fundamental que desde los demás estamentos públicos y privados se reconozca el valor y los aportes de esta industria y se identifique a la misma como un aliado dispuesto a adelantar de manera mancomunada acciones y proyectos que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos colombianos. La ANDI, como vocera de una parte importante del empresariado del sector, seguirá orientando sus esfuerzos hacia ese objetivo y liderando los compromisos y acciones del sector en pro de una industria sostenible y responsable.
Santiago López
María Carolina Lurduy