Cada hora, en promedio, las autoridades atienden 40 incidentes viales en Bogotá, que sumados alcanzan la no despreciable suma de por lo menos 600 incidentes al día.
(Los trancones le cuestan al país unos 4 billones de pesos anuales).
Para tener una idea de lo que estamos hablando, solo en el 2018 se presentaron más de 35.000 fallas en semáforos, la mayoría eléctricas, que sumadas a los mal parqueados, a los que bloquean las intersecciones, a los que dejan o recogen pasajeros en lugares no permitidos, a los que se vuelan el pico y placa, a los que hacen maniobras indebidas, a las más de 700 protestas, manifestaciones o bloqueos que se presentan al año, hacen que la capital esté, por lo general, al borde del colapso.
Como si fuera poco el mal estado de algunas vías, los varados, los siniestros viales graves (con fallecidos o heridos), los choques simples y más de 86.000 planes de manejo de tráfico que son aprobados cada año por la Secretaría de Movilidad para obras públicas y privadas, eventos, filmaciones y aglomeraciones, entre otros, hacen que Bogotá sea considerada la tercera ciudad más congestionada de todo el mundo, de acuerdo con el estudio de Inrix 2018, que analiza el ranking de la movilidad en capitales.
Solo por citar un ejemplo: el Centro de Gestión de Tránsito (CGT) de la Secretaría de Movilidad estima que el bloqueo en hora pico (entre las 7 a. m. y 9 a. m.) sobre la avenida Caracas con calle 1.ª afecta a 87.000 personas.
Según la información solicitada por EL TIEMPO, la respuesta de las autoridades distritales para atender un incidente como este demora en promedio entre 15 y 20 minutos. Con la llegada de las nuevas tecnologías y la comunicación integral de las agencias que atienden las emergencias, lo que se ha evidenciado es un subregistro de lo que pasaba en las calles: de 28.975 incidentes atendidos en 2017, se duplicó a 58.290 en 2018.
A la indisciplina ciudadana, la intolerancia, la impericia y la falta de autoridad para hacer cumplir la ley se suma un hecho incontrovertible: en la última década, el parque automotor se duplicó al pasar de 1’200.000 vehículos particulares a 2’400.000.
(Colombia es el país latinoamericano con más trancones).
Para rematar, los expertos del CGT explican que cuando un conductor se estaciona en una vía de tres carriles por la que circulan 3.000 vehículos por hora, no significa que por los otros dos pasen 2.000 vehículos. Pasan 1.500 o menos. ¿Por qué?
“El conflicto generado por los vehículos que quieren salir del carril hace que descienda aún más la velocidad del corredor. Los otros 1.500 carros que se quedan atrás en la cola pasan en la siguiente hora. Esto es lo que llamamos congestión y continuará así sucesivamente hasta que no haya vehículos mal parqueados o se reduzca la demanda de vehículos en el corredor”, según el CGT.
Y qué decir de la imprudencia de los peatones que causan accidentes. Por ejemplo, en una tarde, más de 750 personas pasan de manera indebida por la carrera 7.ª con calle 51. Igual pasa en la autopista Norte entre 183 y 193, donde más de 640 pasajeros toman el bus y causan uno de los tantos trancones que azotan a Bogotá.
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