La tecnología ha generado cambios en la sociedad y en la educación. Por esta razón, los profesores han tenido que reinventarse para motivar en los estudiantes otro tipo de habilidades.
Y es que anteriormente se creía que, para aprender, los niños tenían solo dos opciones: los docentes o los libros.
Hoy, la situación es diferente, ya que los estudiantes tienen acceso a toda clase de conocimiento, que se actualiza más rápido de lo que puede hacerlo un profesor o un libro.
De ahí, precisamente, la urgencia de un cambio en el papel de los maestros, que incluye estrategias y motivación para que le pierdan el miedo a la tecnología.
Así lo advierte César Muñoz, gerente de Ciudadanía Corporativa de Samsung Electronics Colombia, quien resalta cómo en la compañía conciben a los profesores como actores determinantes en el proceso de aprendizaje.
“Por eso, los acompañamos y les compartimos las prácticas pedagógicas que resultan de nuestro programa Smart School”, explica el directivo, quien destaca algunos de los cambios.
ÉPOCA DE ADAPTACIONES
Por ejemplo, hoy la información se encuentra en cualquier momento y los niños no necesitan aprenderse de memoria. Así, la función del profesor no es hacer que ellos se memoricen las cosas, sino lograr que puedan utilizar la información, acceder a ella correctamente, digerirla apropiadamente, analizarla e incluso discernir.
Ahí –precisamente–, es cuando la tarea del docente varía a través del acompañamiento, para que el menor busque dónde está el conocimiento y para qué le sirve.
Incluso, otro de los retos es desarrollar en los pequeños otro tipo de habilidades como ser más analíticos, críticos y creativos, así como aprovechar las herramientas y la información.
Algo que también se ha revaluado es la unidireccionalidad del profesor –ubicado al frente– y los niños sentados, callados y poniendo atención. Actualmente, ellos son más activos y partícipes de su propio aprendizaje.
En este escenario, el maestro se convierte en un asesor y guía del proceso de aprendizaje, aprovechando las habilidades de cada uno; es decir, de forma más individualizada, sin impartir el conocimiento a todos de manera generalizada, en donde cada uno aprende al mismo ritmo. Por el contrario, se trata de ver cómo cada niño tiene su propia dinámica y el docente lo acompaña para desarrollar las habilidades y motivarlos con el fin de que trabajen colaborativamente. Así, ante algo retador ellos se empeñarán en su propio aprendizaje.
LA MOTIVACIÓN ES CLAVE
Tras esa búsqueda, el profesor debe evaluar la manera de hacer interesante lo que transmite y apalancarse en la curiosidad natural de los niños.
Este interés en aprender causa una motivación de la clase y una buena relación con los alumnos, que lo ven como un asesor y un padrino con el que comparten información. Así, se convierte en una relación más amena.
Finalmente, hay que tener en cuenta que existen habilidades que se deben desarrollar en el ambiente escolar de manera distinta, entre ellas la comunicación, el servicio social o la educación financiera, que son indispensables para la vida.
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07 ago 2016 - 1:00 p. m.
Los docentes del futuro cambian el chip
Adecuarse a las tecnologías, motivar y desarrollar habilidades, los retos.
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