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Lujo

30 jul 2018 - 7:49 a. m.

La historia de cómo nació la cadena de restaurantes Pecaminosas

La compañía nació en 2014. Así avanza su plan de expansión. 

Daniel Díaz

Daniel Díaz, fundador de Pecaminosas.

Archivo particular

POR:
Portafolio

Antes de sentarse a contar su historia, Daniel Díaz no tiene ningún problema en recoger los platos que acaban de dejar dos comensales sobre una de las mesas de Pecaminosas, la cadena de restaurantes que combina lo delicioso con lo saludable y que fundó en noviembre de 2014.

Es un joven bogotano, con apenas un mes de casado, perseverante y terco, en el buen sentido de la palabra. A diario está tan pendiente de todos los detalles de su negocio que tampoco tiene problema en entregar un domicilio o en ponerse el delantal y verificar que las vinagretas y las sopas, la clave de las recetas de su novedosa propuesta gastronómica, estén en su punto. Se lo goza todo. Al fin y al cabo los sueños se consiguen más fácil disfrutando de lo que se hace por ellos.

“Siempre tuve el sueño de montar un restaurante, desde pequeño me gustaba la cocina”
, dice recordando su infancia y dejando al descubierto sus dos pasiones. A los 12 años de edad, las exóticas recetas de un jamaiquino amigo de sus padres que venía de vacaciones le dejaron la inspiración.

Abrir la despensa y comenzar a mezclar sabores fuertes definió su espíritu frente a la cocina. “Nunca quise seguir recetas sino experimentar con sabores”, dice como introduciendo la carta de Pecaminosas: una ensalada puede tener hasta ocho ingredientes distintos, con sabores salados, agridulces y fuertes. Una explosión de sabor que es mejor probar que describir.

Estudiando administración de empresas en el CESA, Daniel decide materializar su sueño y junto con un amigo comienza a unir los negocios y la cocina. Una chef profesional les ayuda a desarrollar las diez primeras ensaladas con una ingrediente contundente: “no para el público de las dietas o para quienes quieren comer lechuga o vegetales sino ricas en sabor y al mismo tiempo saludables”. Ya está.

En un asado, donde curiosamente piensa que comer saludable y rico no tiene por qué ser un sacrificio, Daniel encuentra el nombre ideal para su propuesta: Pecaminosas. La frase que lo define todo llegó como añadidura gracias a un creativo de la publicidad: ‘El placer de pecar sin tener que hacerlo’. Rápidamente, Daniel advierte que la marca no va tanto al pecado bíblico sino más a la expresión de pecar en la dieta. Y aclara que en Pecaminosas se siente la satisfacción de comerse un ‘pecadito’ pero sin apartarse de lo saludable.

SABER CRECER 

Pecaminosas comienza con un sitio que les arrienda la chef, casi como mandado a hacer: una cocina, una oficina pequeña y una planta para domicilios en el norte de la ciudad. Luego de tres meses encuentran otra cocina cercana que un italiano desaprovechaba haciendo conservas y deciden compartirla. Aún sin el primer establecimiento, el voz a voz comienza a hacer lo suyo: la familia, el círculo social, las redes sociales. “Nunca hemos contado con un capital enorme, siempre hemos procurado crecer orgánicamente, en arriendo, luego con inversionistas para el local, y luego con franquicias”, dice Daniel mientras echa un vistazo verificando que todo marche bien en el restaurante.

Un emprendedor sabe lo que tiene que hacer y lo hace. En agosto de 2015 abren el primer local en el centro de Bogotá con aquel italiano como socio. Pero al ir estructurando mejor el negocio, ese local queda atrás y en marzo de 2016 abre el primero de los cuatro con los que hoy cuenta Pecaminosas.

Con la terquedad que lo caracteriza, Daniel piensa en no perder el control de su negocio y apuesta por un modelo que hasta hoy le ha dado resultado: las franquicias. “El modelo de franquicias permite crecer más rápido, no estar tanto en la operación sino tener la cabeza sobre la marca y la estrategia”. Pero eso no quiere decir que las descuide porque para los clientes no hay diferencia.

Una obligación que tienen los franquiciados de Pecaminosas es suplirse de una lista aprobada de proveedores que permite, junto con la producción propia de vinagretas y sopas, tener un estándar en los sabores. Los comensales no deben preocuparse.

La carta de Pecaminosas sigue creciendo y ya incluye pizzas con masas integrales, wraps, paninis, sándwiches e incluso comida mexicana, siempre pensando en comer rico pero saludable. Por lo pronto, es claro que para conquistar a una ciudad como Bogotá no es suficiente con un local propio y tres franquicias. En el horizonte también está Medellín, otras ciudades de Colombia y Latinoamérica. “Nosotros tenemos expectativas mucho más grandes, vamos por buen camino”.

Y antes de continuar con su labor diaria, Daniel le deja una perla a todos los emprendedores colombianos: “Si esperas a tener la plata para montar algo pues probablemente ese día nunca llegue”.

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