Esto, por filtrar documentos que denunciaban corrupción en el Vaticano, y por primera vez, reveló que un segundo hombre fue acusado por su implicación en el caso.
En un documento de 35 páginas sobre el caso que sacudió la Santa Sede desde la detención de Paolo Gabriele el pasado mayo, el Vaticano dijo que el mayordomo se veía a sí mismo como un agente del Espíritu Santo.
El experto informático Claudio Sciarpelletti, un seglar que trabajaba en la burocracia vaticana, también fue acusado de colaborar y complicidad en un delito, añadió el documento.
El texto alega que Sciarpelletti era íntimo amigo de Paolo Gabriele y que los investigadores habían encontrado un sobre en su escritorio dirigido al mayordomo que contenía material publicado en un libro basado en las filtraciones.
El portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, minimizó el papel desempeñado por Sciarpelletti, diciendo que solo pasó una noche en prisión al principio de la investigación y que había sido suspendido de su trabajo, pero no despedido.
Si fuese condenado, recibiría una “sentencia corta”, añadió.
Según el documento oficial, Gabriele dijo a los investigadores que había actuado porque veía “maldad y corrupción en todas partes en la Iglesia” y quería ayudar a arrancarla “porque el Papa Benedicto XVI no estaba lo bastante informado”.
Federico Lombardi dijo que no estaba claro cuándo se celebrará el juicio, pero que no será antes de finales de septiembre.