La innovación vehicular es tan simple como afrontar que los consumidores tienen cada vez más herramientas para juzgar un producto, como las mismas redes sociales (videos de test drives, reseñas, etc.).
Pero eso sí, ninguna herramienta será más veraz a la hora de comprar carro como sentarse en el puesto del piloto y acelerar; es el arte de sentir el vehículo , el cual nunca pasará de moda.
Teniendo claro este panorama entre ceja y ceja, desde hace unos años los altos dirigentes de la marca japonesa Mazda, decidieron que para acercarse a estas nuevas tendencias de consumo globales, tenían que dar un cambio radical a sus estrategias productivas, primando la sensación de manejo y los detalles.
A retos grandes decisiones fuertes: todos los procesos de producción fueron renovados en Mazda, reorientándolos bajo toda una filosofía de innovación llamada ‘Monotsukuri’, que se traduce del japonés como “hacer las cosas bien”.
Y es que el ADN de esta marca viene precisamente del lejano oriente, de una suma de filosofías japonesas orientadas a la rigurosidad.
Partiendo desde el ‘Monotsukuri’, ha trabajado para que cada sensación que generan sus vehículos sean más que óptima: que no se perciba ningún cambio de aceleración brusco (El sistema G-Vectoring Control), que todo sea natural y fluya a la justa medida del consumidor. Un buen ejemplo de ello es su más reciente lanzamiento, la CX-9, que reúne todas estas tecnologías.
El reto que se pusieron era que cualquier persona que se acerca a un Mazda, no solo encontrara una carrocería unida con varias partes. No. Detrás de estos carros hay filosofía en cada una de sus piezas (desde las puertas hasta el motor), y eso querían hacerlo sentir.
Pues bien, implementar este programa de innovación en Mazda implicó una reforma grande en la compañía, que tocó todos sus procesos (fabricación, distribución, etc.) para llegarle de mejor manera a ese nuevo cliente final.
Y si bien vemos que Mazda ha trabajado para propiciar la innovación en sus vehículos: ¿cómo le hace sentir estos desarrollos a quien se monta en sus carros? ¿Cómo traducir en condiciones palpables el desarrollo?
Un clara respuesta es el logro más grande que han tenido a nivel de desarrollo: la tecnología Skyactiv (un concepto global de desarrollos completos en todos los factores de los carros Mazda), la cual ha permitido llegar a maximizar la eficiencia y el desempeño de los vehículos. Esta es el resultado de una inversión económica e igualmente de trabajo muy dedicado bajo la constancia y rigurosidad en los procesos japoneses.
La innovación que representa el Skyactiv se palpa por ejemplo en un ahorro de combustible del 15% frente a los motores convencionales de la tecnología anterior de Mazda, misma cifra que la que se presenta en cuanto a la reducción en gases contaminantes. Estos datos se miden en una de las joyas de la corona de Mazda actualmente, precisamente la CX-9 en su nueva versión 2019.
En esta camioneta de 7 puestos, destinada a un mercado ‘premium’, los procesos de innovación permiten por ejemplo subir en un 15% el desempeño del torque. Esto le otorga al conductor una mejor sensación de respuesta en sus maniobras y sobrepasos al volante, dando de manera silenciosa un mejor ‘feeling’ con la camioneta.
La innovación empresarial es definitivamente parte de esta marca, que como lo demuestra con su nueva CX-9, siempre está buscando desafiar las tecnologías actuales y futuras, no por capricho, sino para traducirlas y ponerlas a disposición del consumidor.
Mazda tiene claro que este rumbo asumido es una cuestión de compromiso, por esto al hablar con sus altos ejecutivos, afirman que su objetivo es seguir “desafiando lo convencional y hacer las cosas bien”.