Motor, la revista más leída del país, cambiará de ‘carrocería’ desde su próxima edición, que circulará este miércoles.
La publicación fue sometida a una actualización de diseño y de recursos periodísticos, para ajustarla a la realidad de la industria automotriz y atender mejor las necesidades de sus más de 1,4 millones de lectores.
José Clopatofsky, director de Motor durante sus 33 años de existencia, explica los detalles de lo que él llama el facelift de la publicación.
¿En qué cambiará la revista?
Motor es un producto tan tradicional que no se puede mover mucho. Sin embargo, como ocurre con los carros, de vez en cuando necesita un facelift.
Por eso, desde nuestra próxima edición tendremos una presentación mucho más gráfica, más fácil de leer y con textos más cortos. El lector no tendrá que saltar entre los avisos (afortunadamente tenemos muchos) para terminar un artículo. Ya no vamos a dedicarle cuatro páginas al lanzamiento de un radio. Habrá menos ‘literatura de la latonería’ y más temas.
¿Qué lo motivó a plantear un rediseño?
Las publicaciones tienen que evolucionar al ritmo de la realidad. Por ejemplo, hace tiempo tuvimos que acabar con la prueba de los 40.000 kilómetros, en la que comprábamos un carro y lo usábamos hasta alcanzar ese recorrido, para ir documentando su desempeño. Con los años, la industria superó la prueba, porque a los 40.000 los carros estaban buenos y no había mucho que decir.
Hoy, los carros ya no cambian dramáticamente y los fabricantes confluyen, pues quieren parecerse al que vende más. Se ha perdido la distinción. Todo esto nos ha llevado a una ‘literatura de la latonería’, a un excesivo rebusque idiomático para tratar de describir meros retoques. Estamos mamados de escribir lo mismo. Por eso actualizamos nuestras herramientas gráficas y de redacción.
¿Qué va a pasar con el listado de precios de los carros?
Se mantiene, por supuesto. La revista es la biblia de los precios. Yo siempre hablo de las tres emes que rigen la venta de usados en Colombia: el mercado, el ‘marrano’ y Motor.
¿A quién se dirige la revista?
Es totalmente plural. A pesar de que el automóvil no ha perdido su carácter masculino, el 22 por ciento de las personas que nos leen son mujeres. Y el 18 por ciento son menores de edad, lo que quiere decir que, probablemente, Motor es la revista ‘juvenil’ más grande del país.
Abarca del estrato uno al ‘siete’, y es ‘aspiracional’: puede llevar un Ferrari en la portada, así en Colombia se venda uno cada año.
A diferencia de otras publicaciones, está escrita en un castellano que los colombianos entienden, por lo cual los temas tecnológicos están al alcance de todos.
Y, con excepción de la mía, nunca publicamos caras, porque lo que la gente quiere ver son ‘fierros’.
¿Sigue moviéndose por la ciudad en carro particular?
Claro que sí. El transporte particular es una cosa que hay que respetar. En lugar de tener expertos en movilidad, las administraciones tienen expertos en inmovilidad, cuya principal propuesta es dejar el carro en la casa. Si los que andamos en motos o en vehículos particulares los guardamos, ¿tiene el transporte público la capacidad suficiente para recibirnos a todos? Aquí lo que hay que hacer es más vías, como en el resto del mundo, donde se venden muchos más carros que en Colombia.
Después de 33 años detrás del timón de ‘Motor’, ¿qué es lo que más lo enorgullece?
Nuestros lectores, que son 1.460.000 y constituyen nuestro gran patrimonio. Cuando Motor sale, se venden 70.000 ejemplares más de EL TIEMPO (la revista circula cada 15 días con el diario), especialmente fuera de Bogotá. Muchos voceadores se quedan con los periódicos que no les compran, para luego vender la revista a 3.000 pesos.
Cada semana respondo entre 40 y 50 cartas de los lectores... Motor es una revista que presta muchos servicios y que sabe a cariño.
El futuro de la industria, en palabras de un experto
“El carro se ha plastificado. Lo han vuelto sumamente complejo, pero poco provocativo –opina José Clopatofsky–. No se le hace publicidad al automóvil y a sus especificaciones, sino al plan de financiación para comprarlo, por lo que ya no hay tanta fidelidad a las marcas. De hecho, creo que vamos hacia el ‘leasing’ a la hora de estrenar, porque los automóviles van a dejar de tener valor patrimonial, se van a convertir en ‘commodities’. ¿Qué otra cosa cambiará? Creo que dejará de existir el capó: cada vez tiene menos sentido abrirlo.
Redacción Domingo
EL TIEMPO