A mes y medio de haber dado por terminada la era de los transbordadores con el último viaje del Atlantis, la Nasa anunció su nuevo proyecto con el que quiere volver a ponerse a la cabeza de la exploración del espacio con objetivos en la mira muy concretos: el primer viaje tripulado a un asteroide y la anhelada llegada a Marte.
Estos nuevos destinos significan abandonar la baja órbita terrestre y aventurarse en el espacio más profundo, algo que la Nasa se propone hacer por primera vez con naves tripuladas.
La fecha no es tan lejana, ya que, según el plan que presentó el presidente Barack Obama el pasado año, se prevé alcanzar un asteroide en el 2025 y enviar la primera misión al Planeta Rojo en el 2030.
Y para ello, el nuevo sistema de lanzamiento que presentó ayer, el más potente hasta ahora desde el Saturno V, con el que llegaron a la Luna los tripulantes de la misión Apolo hace más de 40 años, se está un paso más cerca, aseguró el director de la Nasa, Charles Bolden.
“Estamos invirtiendo en tecnologías para vivir y trabajar en el espacio, y preparando el escenario para visitar los asteroides y Marte”, afirmó.
Después de meses de estudiar distintos planes y diseños, Bolden presentó junto con varios miembros del Congreso el plan general de la administración Obama para diseñar el cohete del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS, por su sigla en inglés).
“Este nuevo sistema de lanzamiento creará buenos puestos de trabajo en Estados Unidos y garantizará el liderazgo estadounidense en el espacio”, dijo Bolden.
Con esta decisión culminan meses de debate para que la Nasa cuente con un sistema de lanzamiento no sólo potente, sino versátil, que permita ir adaptándolo con las nuevas tecnologías a las necesidades que surjan.
El cohete está diseñado para trasladar a los astronautas en una cápsula Orión instalada en la parte superior, así como grandes cantidades de carga, equipo y experimentos a la órbita terrestre y otros destinos más lejanos, y servirá como respaldo para las naves de transporte comercial que realizarán los vuelos de carga y reemplazo de astronautas a la Estación Espacial Internacional (EEI).
La nueva nave tendrá una capacidad inicial de 70 toneladas, capaz de elevar la cápsula con seis tripulantes, y que se ampliará hasta las 130. Más adelante se prevé que pueda llegar a entre 140 y 165 toneladas.
CONSTRUIRÁN UNA NUEVA TANDA DE COHETES Y VEHÍCULOS
El nuevo sistema utilizará hidrógeno y oxígeno líquidos como combustible y será propulsado por motores RS-25D/E y en las etapas superiores motores J2X.
La Nasa tiene previsto empezar las pruebas de lanzamiento en el 2017.
“Una vez resuelta la arquitectura del sistema de lanzamiento de carga pesada, la Nasa seguirá adelante con la construcción del cohete y una nueva generación de vehículos y de tecnologías necesarias para un ambicioso programa de misiones tripuladas en el espacio profundo", señaló en un comunicado John Holdren, asistente de la Casa Blanca para Ciencia y Tecnología.
El proyecto tiene un valor estimado de unos 18.000 millones de dólares en su primera etapa, unos 3.000 millones de dólares anuales hasta el 2017.