La pornografía es un contenido de entretenimiento negado por todos, pero consumido con voracidad, especialmente en Internet. En Colombia, esta industria aún es incipiente comparada con España y Brasil, y mucho más lejos de las mecas de Estados Unidos y Europa, pero pese a ello ha comenzado a hacerse un lugar a nivel internacional.
Al año, varias productoras, del nivel de Penthouse, compran a empresas nacionales contenidos realizados localmente, tras un proceso previo de entrenamiento en estándares internacionales, tal y como sucede en otras industrias del entretenimiento.
Para entender un poco más de este negocio, Portafolio.co habló con Cristian Cipriani, director colombiano de entretenimiento para adultos, quien nos contó cómo opera la industria del porno en el país, cómo ha crecido y qué le falta para seguir creciendo... al negocio.
¿Cómo está la industria de porno en Colombia hoy a comparación de hace unos años?
En Colombia oficialmente no hay industria. Nuestra compañía está registrada en el país como empresa de producción de audio y video, pero realmente como productora nuestro registro está Nevada (Estados Unidos). Lo que hacemos acá es operar toda la producción de la parte Web, sobretodo el desarrollo de nuestros sitios en Internet.
Podemos decir que somos autoridad del porno en Colombia. No existe otra empresa en el país que haga lo que nosotros hacemos. Otras empresas lo que han hecho es venir a rodar a nuestro país, pero nosotros somos el primer filtro.
Normalmente les decimos a las demás compañías que no es necesario que vengan hasta acá. Nosotros hemos estado en múltiples reuniones y capacitaciones con Penthouse, quienes manejan los más altos estándares de calidad y lo que hacemos es traer las misiones que quieren que rodemos y las desarrollamos.
Nosotros somos directores de Penthouse, compañía que opera en los Ángeles (Estados Unidos) y realizamos todo el contenido en español de ellos, todo el contenido latino. Ya llevamos más de 150 escenas rodadas.
¿Se hacen películas o solo clips?
Hace muchos años el formato de película cambió. Prácticamente todo el contenido de la industria se volcó al Internet. Se puede decir que el 90 por ciento de la industria del negocio está en la Red, el otro 10 por ciento son DVD y ya.
Si alguien quiere ver una película, en realidad es ver escenas de una serie de cierta compañía, con cierto nicho o categoría similar.
Todos los sitios Web actuales manejan sistema de pago con tarjeta de crédito. Nosotros tenemos una página que se llama www.1726cash.com, que es un programa de afiliados para webmasters, donde si los visitantes compran a través de estos terceros, los webmasters tienen dos posibilidades de bonificación: se llevan el 60 por ciento de la transacción o un pago único de 30 dólares.
Rodar porno es solo el 10 o 15 por ciento del trabajo, de ahí en adelante está el esfuerzo real, de escritorio y oficina como webmasters. Uno puede rodar una escena pero no le sirve de nada si no tiene en cuenta varias cosas como negocio en la Red.
¿Qué nivel de profesionalismo manejan las producciones colombianas?
Hay muchas regulaciones legales, pero precisamente estas no se dan en Colombia; se dan en Estados Unidos que es donde están las plataformas de pago.
Nosotros registramos precisamente nuestra empresa en EE. UU. porque acá no hay ninguna entidad que pueda tramitar o generar algunos pagos con tarjeta de crédito para contenido adulto.
Al tramitar la certificación son exigidos varios papeles, como cumplir con el certificado 2257 en donde se firma toda la parte legal para las actrices y se garantiza que no está siendo obligada, al tiempo que debe tomarse unas fotos de su rostro con la cédula en la mano que certifique su mayoría de edad.
Los estándares se dividen según categorías dependiendo de lo que ruede cada empresa, si es sexo heterosexual, gay, lésbico, entre otros.
¿Se hace solo porno heterosexual o se ha incursionado en otros géneros?
No, también se hace ‘lesbi’, el problema está en que las lesbianas colombianas no tienen muy buen nivel, lo que hace que las escenas queden muy flojas. Lo que nuestra empresa hace es traer actrices de otras partes del mundo que tienen contacto con nosotros.
Por lo general cuando asistimos a las convenciones de la industria hacemos un plan de trabajo para el año y contactamos con diferentes actores y actrices. Algunas veces traemos a Nacho Vidal, a unos amigos de raza negra o ‘combos’ de diferentes actores norteamericanos. Eso le da más profesionalismo a la escena, pues cada actor le pone su toque al rodaje.
El problema acá en Colombia no son las mujeres sino los hombres. Todos aquí aseguran que quieren ser actores porno pero no tienen ni la mitad del talento con el que deben cumplir como actor profesional.
¿Quiénes son los mayores compradores del contenido que se hace en el país?
Actualmente hay cuatro o cinco empresas gigantescas en el negocio. Manguin, que opera en Canada; Penthouse, que está en los Ángeles; Actrices del porno, una compañía española y ahora estamos vendiéndole también a unos rusos.
Eso es un tipo de venta de contenido a otras empresas, pero nosotros también vendemos contenido directamente al consumidor final, con nuestra procesadora de pagos, de registro y producimos para nosotros. Lo hacemos con www.santalatina.com y www.7labios.com.
Todos los sitios profesionales tienen el mismo programa de afiliados y cobran exactamente lo mismo por contenido: 29 dólares.
¿Colombia es un país que descarga mucho porno?
Esto se mide a través del sistema rápido de conversión, que hace un escalafón de países más compradores. Se destacan Australia, Holanda, Alemania, Estados Unidos y Canadá. Colombia está en el puesto número 26 en sistema rápido de conversión.
Se me ocurre, y sus ideas son todas bienvenidas, en enfocar el tema hacia la dinámica del porno colombiano: producción estimada de películas al mes, compradores en el exterior, inversionistas extranjeros, entre otros.
Nuestras páginas superan los 60.000 visitantes diarios.
¿Cuánto puede costar hacer una película porno en Colombia?
Por lo general lo barato sale caro. Supuestamente las actrices cobran menos, pero no dan la calidad necesaria que cumpla con los estándares. Lo que nos pone en aprietos porque eso nos genera que toque capacitarlas y por dar un ejemplo, rodar 10 o más escenas previas mientras que le ‘coge el tiro’.Y los actores hombres son caso perdido, no vale ni el entrenamiento, por lo que hay que traer extranjeros por lo general.
En cuanto a locaciones es muy complicado. En Estados Unidos hay sitios que alquilan para rodar porno, mientras que en Colombia es una aventura conseguir. Si uno compara a Bogotá con Miami, la diferencia es abismal, en Miami por 100 dólares se consigue una habitación en un hotel lujoso con vista al mar y excelente iluminación, acá lo máximo que consigue es un cuarto de tres metros por tres en el centro de la ciudad. En realidad en Colombia no es negocio.
¿Cómo se está viendo a la industria colombiana a nivel mundial?
Lo que nosotros hemos tratado de hacer durante estos siete años que llevamos como compañía es asistir a cada uno de los eventos, para tener reputación en la industria. Así que hemos puesto la cara con el ánimo no solo de reconocimiento sino de generar negocio.
¿Qué le falta a la industria colombiana para seguir creciendo?
Que haya más reconocimiento de que esto es un negocio. Hay bancos en el país que nos han cerrado las puertas para realizar nuestros giros, argumentando que lo que hacemos es una actividad no bien vista.
Hace falta que se empapen más de la parte legal y jurídica, que no se vea el porno lo peor que le puede pasar a la sociedad.
Otro de los temas son las locaciones. Si uno no es dueño de la finca o el hotel es muy complicado.
Y el que más afecta es la seguridad. Acá toca salir a grabar con miedo. Hay ocasiones en que amarro unas esposas de policía a la cámara cuando grabamos en la calle
¿Cuál es el ejemplo de industria extranjera a seguir?
Hay empresas españolas y canadienses que tienen más de 5.000 empleados de las cuales hay mucho por aprender.
JULIÁN RESTREPO CARRERO
REDACCIÓN PORTAFOLIO.CO