Las oficinas, tal como las conocemos, ya no serán las mismas después de la pandemia. Y es que no sólo muchas desaparecerán por cuenta de los modelos de teletrabajo que en muchos casos resultaron ser efectivos, sino también porque estos espacios cambiarán siguiendo nuevas reglas de bioseguridad para el trabajo.
Ante esta nueva realidad cobran fuerzan modelos como las oficinas flexibles o también llamado coworking.
(Cuando las oficinas se convirtieron en una capsula del tiempo).
Se estima que, dada la coyuntura, a finales de 2021 este modelo alcanzará un 15% de penetración en el mercado colombiano, el cual hoy se encuentra en el 3%.
Y es que se calcula que 6 de cada 10 empresas reducirán sus espacios de oficinas para bajar sus costos de operación mensual entre un 9 y 12%, lo cual permitiría darle liquidez a las compañías para mantener sus operaciones.
(Oficinas, al borde de la vacancia y con nuevos modelos de trabajo).
Es tanto el impacto de la crisis en las oficinas, que según la más reciente Encuesta de Diagnóstico Inmobiliario realizada en junio por Fedelonjas, el 38,4% de los contratos de arrendamientos de oficinas tradicionales en el último mes no presentaron pago. De acuerdo al reporte, solo en el 48,4% de los casos se ha llegado a un acuerdo entre propietarios y arrendatarios para entregar los inmuebles. Incluso, la federación proyecta que la demanda de arrendamiento de oficinas tradicionales se reduciría hasta en un 35% en lo que resta de 2020 y 2021.
Por su parte, un estudio elaborado por Co-Work Latam, empresa de coworking con 33 sedes entre Colombia, Chile, Uruguay y Estados Unidos, las grandes organizaciones en la post-pandemia buscarán descentralizar sus fuerzas de trabajo en sucursales más pequeñas y en equipos remotos en oficinas flexibles y privadas, disminuyendo los recursos que destinaban antes para pagar arriendos de alto costo en oficinas tradicionales.
(¿Volveremos a las oficinas de lunes a viernes después de la pandemia?).
Según Matías Marmissolle, socio y director en Colombia de Co-Work Latam, “una de las principales reducciones se dará en el pago de arrendamientos, generando un ahorro importante para las empresas que, en el post-covid, buscarán espacios de trabajo más flexibles, económicos y seguros”.
En cifras, mientras que una membresía por persona para arrendar un espacio en una oficina flexible se puede encontrar desde 300.000 pesos + IVA el mes, el canon por 30 días de un arrendamiento para contar con un espacio donde se puedan ubicar entre dos y cinco puestos de trabajo –de acuerdo a la Fedelonjas– oscila mínimo entre $2 y $4 millones en Bogotá o Medellín, dependiendo la zona, sin contar con el pago de servicios públicos, aseo e internet.
“En general, el ahorro total de una oficina flexible frente a una tradicional, ronda el 25% mensual, teniendo en cuenta también costos ocultos que son difíciles de cuantificar”, señaló Marmissolle.
Además de la reducción de costos, este tipo de modelos genera mayor flexibilidad, plazo de contratos más cortos para los empresarios y emprendedores, y uso de espacios de trabajo, según las nuevas dinámicas de cada negocio o compañía.
El informe de Co-Work Latam finalmente advierte que, a raíz del comportamiento acelerado del trabajo remoto en la post-pandemia, que se calcula aumentará un 47% el próximo año, según una encuesta de Morning Consultant que entrevistó a 1.066 personas, más de la mitad de los encargados de las áreas de Recursos Humanos en las empresas, luego de salir de la cuarentena, estarán de acuerdo con hacer cambios rápidos hacia espacios de trabajo más flexibles y cercanos a las viviendas de los empleados.
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