El impacto social que tendrá la pandemia será amplio en los países de Latinoamérica en temas como pobreza, desigualdad o empleo, tanto así que muchos de los efectos que tendrá la crisis se verán en el futuro. Y uno de esos ámbitos que tendrá consecuencias a largo plazo es lo relacionado con la educación.
(Alumnos volverían a clases con 50% menos en aprendizaje de matemáticas).
Esto porque según un texto publicado esta semana por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el largo cierre de las escuelas en América Latina no solo tendrá impactos en el aprendizaje, sino también económicos: en promedio los niños de la región recibirán durante su vida un 4% menos ingresos por culpa de la no asistencia a las clases.
El reporte del FMI muestra que habrá grandes diferencias entre los países, y mientras que las personas entre 10 y 19 años durante el 2020 en Brasil tendrán una pérdida vitalicia de ingresos de casi el 8%, o del 4,5% en Chile, ese dato bajaría hasta alrededor de 3,5% en Colombia y Perú, mientras que en México la cifra sería de más o menos el 2%.
El FMI deja claro que esta pérdida de ingresos se daría en caso de que los países no logren una manera para que los estudiantes recuperen el tiempo que se perdió durante el 2020.
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“Las pérdidas de ingreso varían en función del país, dependiendo del grado en que la pandemia reduce la probabilidad de completar la educación secundaria y de la magnitud de la prima por capacitación atribuible a la educación superior. Serán mayores en los alumnos cuyas familias disponen de menos medios para respaldar el aprendizaje extraescolar, lo cual agrava la ya de por sí elevada desigualdad del ingreso y los bajos niveles de instrucción”, indica el organismo.
El FMI hace referencia a que América Latina es la región con cierres más prolongados, con un promedio de 37 semanas, por encima de las alrededor de 27 semanas que registran en promedio los mercados emergentes, 25 en los países de bajos ingresos y las 24 de las economías avanzadas.
“La pandemia supondrá un deterioro duradero del capital humano debido al cierre de los colegios, que fue más prolongado que en otras zonas”, afirma el FMI.
Cabe mencionar que países como Colombia se encuentran en estos momentos bajo un modelo de alternancia, que si bien permite reactivar la educación, ofrece todavía limitaciones frente a la total presencialidad.
Pero no solo el FMI ve este impacto, según Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), “el cierre de escuelas y la pérdida de aprendizajes tendrá un impacto económico significativo y duradero sobre las expectativas de la actual generación de niños, niñas y adolescentes. En la medida en que esta pierde oportunidades para desarrollar su potencial y adquirir conocimientos para desempeñarse en el mercado laboral o sus propios emprendimientos, se disminuyen sus posibilidades de mejores ingresos y de movilidad social”.
Pero el impacto no solo será económico, sino también social. Como indica Uribe, “hay evidencia de que a pesar de los esfuerzos, el impacto de los cierres ha sido enorme en aprendizajes, bienestar socioemocional, y desvinculación. Informes indican que desde el inicio de la pandemia, la región tuvo en promedio 158 días sin clases presenciales, frente al promedio global de 95 días. Y según un estudio en Bélgica y EE. UU. por cada día de clases presenciales perdidas, se ha perdido un día y medio de aprendizajes. Es probable que esta relación aquí sea más desfavorable”.
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