A nivel mundial, todos los gobiernos han tenido que formular, aplicar y/o anunciar diferentes políticas públicas para afrontar la crisis generada por la declaratoria de pandemia y los cuidados y medidas que se requieren por parte de la población para reducir el riesgo de propagación, evitar el colapso de los sistemas de salud, reducir los efectos económicos y generar estrategias de reactivación.
(Sector agropecuario requiere estructura de apoyos crediticios).
De acuerdo a estudios realizados por el Fondo Monetario Internacional (2020), las economías desarrolladas se han focalizado en la implementación en políticas de créditos y financiación, impuestos y sociales, mientras que en las economías emergentes se han trabajado más políticas regulatorias y el otro tipo de políticas se han anunciado pero no se ha comenzado su implementación. Algunas de las políticas prioritarias implementadas en la mayoría de países se relacionan con:
(Infraestructura de calidad y su papel en momento de crisis).
Asegurar los recursos adecuados para el sistema de salud: Enfrentar la crisis económica y de salud, implica una respuesta política acorde con el desafío para prevenir o evitar mayores impactos y efectos negativos. Como primera prioridad, los recursos fueron asignados para que los sistemas de salud con el fin de que pudieran responder a la creciente demanda de sus servicios. Esto significo expandir el gasto público en pruebas adicionales, comprar equipos de protección personal y ventiladores, y expandir las salas de aislamiento en cirugías generales. Para ello, se buscó evitar las restricciones comerciales sobre productos médicos y de salud para ayudar a garantizar que puedan ir a donde son más críticos. Se requirió ayuda internacional para brindar apoyo a los países con capacidad y recursos limitados en los sistemas de atención de la salud para ayudarlos a enfrentar y superar la pandemia.
(El papel de los empresarios en la nueva realidad).
Objetivos de la política económica compartida entre países, pero economías emergentes relativamente más restringidas: Más allá del fortalecimiento de los sistemas de atención de la salud, las políticas deberán limitar la propagación de la crisis de salud a la actividad económica protegiendo a las personas y empresas afectadas por las medidas de contención necesarias, minimizando los efectos persistentes de la desaceleración severa y asegurar que la recuperación económica pueda comenzar rápidamente. Esto requerirá políticas específicas importantes complementadas con un estímulo más amplio a nivel nacional. En las economías emergentes y en desarrollo, los objetivos de las políticas son muy similares, pero los recursos para alcanzarlos están más restringidos, tanto por las capacidades más limitadas del sistema de salud como por el endurecimiento de las restricciones de endeudamiento. La mayor demanda de activos de refugio seguro y las condiciones financieras más estrictas han elevado los diferenciales para muchas economías, lo que, junto con los niveles de endeudamiento ya elevados en algunos lugares, puede limitar el alcance del estímulo fiscal. Para adaptarse al aumento de la demanda de salud pública y los gastos esenciales relacionados, es posible que algunos países necesiten volver a priorizar el gasto existente y, al mismo tiempo, salvaguardar otras prioridades clave, como el apoyo a las poblaciones vulnerables.
Medidas fiscales específicas: El objetivo de la política fiscal debería ser doble: amortiguar el impacto en los hogares y empresas más expuestos y preservar las relaciones económicas (en particular reduciendo el cierre de empresas) para la era posterior a la crisis. Al hacer esto, las políticas específicas deben ser amplias, oportunas, temporales y específicas. Las medidas fiscales deberán ampliarse si los paros de la actividad económica son persistentes o si el repunte de la actividad a medida que se levantan las restricciones es demasiado débil. En los países con grandes sectores informales, los programas de apoyo existentes deben ampliarse e introducirse nuevos programas cuando sea posible. Es probable que los esfuerzos para ampliar el acceso a plataformas electrónicas y móviles mejoren aún más el impacto de otras políticas para disminuir los efectos de la recesión. La amortiguación del impacto del shock en los hogares y empresas más expuestos debería depender en gran medida de políticas temporales y específicas, incluidas transferencias de efectivo, subsidios salariales, desgravaciones fiscales y prórroga o aplazamiento de los reembolsos de la deuda.
Estímulos más amplios: Los bancos centrales de las economías avanzadas y de mercados emergentes han respondido de manera agresiva a la repentina interrupción de la actividad real y al rápido endurecimiento de las condiciones financieras. Más allá de los recortes convencionales de las tasas de interés, varios bancos centrales han ampliado significativamente los programas de compra de activos. Estas acciones sincronizadas entre países pueden magnificar su impacto en las economías individuales y también ayudarán a generar el espacio para que las economías emergentes utilicen la política monetaria para responder a las condiciones cíclicas internas.
Estas políticas evidencian que a nivel mundial los países han seguido una misma línea en las acciones establecidas. Sin embargo, en los países desarrollados se ha logrado actuar más rápido que en las economías emergentes y por ello es fundamental actuar rápido, proteger el aparato productivo, analizar las alertas tempranas, entre otros, lo cual permitirá una reactivación económica más rápida y reducir los efectos sociales que está generando esta crisis.
Clara Inés Pardo Martínez
Post-doctora
Profesora, Escuela de Administración - Rosario GSB y Centro de Estudios para la Competitividad Regional – Score, Universidad del Rosario