Las suelas rojas, ese signo de distinción creado por el zapatero de las famosas, Christian Louboutin, se han impuesto en pasarelas de moda, estrenos de cine o cualquier fiesta llena de celebridades.
Pero, ¿qué pasa cuando estos zapatos dejan de pisar suaves alfombras rojas, pasan al asfalto o sufren algún desgarro en el tacón?
Estos peligros, habituales en el día a día de unos zapatos de tacón, se convierten en casi una desgracia cuando se trata de unos ‘Louboutines’.
La razón es que solo los reparan de manera oficial en un taller de París. Y da igual el lugar del planeta donde vivas: si quieres que tus zapatos luzcan como el primer día, a la capital francesa han de viajar.
En concreto, y según informan desde las tiendas Louboutin, la zapatería parisina Minuit Moins 7 es el único taller de reparación que asegura una vuelta a la perfección del zapato, por lo que el par dañado ha de ser enviado por correo o mensajería, y entonces empieza un proceso de reparación cuyos precios oscilan desde los 92 euros, en el caso de la reposición de toda la suela roja en un calzado femenino, y 175 euros si se trata de un par de hombre.
Si también se ha dañado la piel del tacón, habrá que sumarle 55 euros, siempre que en el taller cuenten en ese momento con la piel de ese modelo.
Una vez recibido el envío, el taller se compromete a tenerlos en una semana para las reparaciones de menor alcance, como poner unas suelas; y unas dos semanas si el zapato necesita un tratamiento especial.
BOLSOS, OTROS QUE SUFREN
Los bolsos, los grandes aliados de la mujer, son otros de los complementos que más sufren a lo largo de su vida.
Una vida que, en el caso de los bolsos de lujo, se supone más duradera debido a la calidad de las pieles y del trabajo que cada uno lleva, dado que la mayoría está hecho a mano y con una numeración que marca su exclusividad.
En el caso de la firma Louis Vuitton, cuyos bolsos se han convertido en el sueño de muchas mujeres, también es París el punto de referencia para repararlos en el caso de rotura.
Aquí, tal y como apuntan desde sus puntos oficiales de venta, el precio del arreglo varía según el problema, y desde la tienda “no lo pueden especificar”.
Por el contrario, si se trata de la pérdida de una de sus llamativas aplicaciones, como puede ser el pequeño candado que acompaña a casi todos sus bolsos, la tarea es más fácil. Solo hay que acudir a uno de sus establecimiento y adquirir uno por unos 225 euros.
Si se trata de los abrigos de piel, una de las prendas que marca el lujo en la imagen de la mujer, no solo se trata de arreglar, sino que en este mercado, y más en la actualidad, las peleterías se están encontrando con un nuevo negocio: transformar la prenda.
“Casi todo, al cabo de cierto tiempo, cansa o aburre, incluido el lujo. Hay que adaptarlo a los tiempos que se están viviendo de tanto cambio y más si no se adecúa al estilo que cada persona necesita”, comenta la peletera Nelsy Chelala.
CRISIS, EL MOTOR DE LAS MODIFICACIONES
Según Chelala, en tiempos de crisis es más habitual que las pieles pasen por un proceso de cambio para adaptarlas a la moda actual. “Una prenda de piel se actualiza, transformándola en un estilo que favorezca”, apunta Chelala.
“La lógica es convertir las piezas recargadas en sencillas y usables en cualquier momento”, comenta Chelala, para quien el lujo también tiene que ser útil.
Pero no todo vale en materia de reparación de peletería, así que siempre hay que acudir a buenos artesanos que hagan una buena reparación: son prendas no solo importantes por su precio, sino que suelen estar cargadas de gran valor sentimental.
EFE Reportajes